La Barca es uno de los 16 centros de la red de trabajo con adolescentes de Cáritas San Isidro. Hace 6 años que el proyecto se dedica a los jóvenes del barrio La Loma de Olivos, brindándoles apoyo escolar, almuerzo y realizando campamentos y convivencias. En Cáritas San Isidro colaboran con la atención y promoción socioeducativa y espiritual de 14.230 niños y adolescentes en situación de pobreza en la diócesis que comprende los partidos de Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre.
Celeste participó tres años del proyecto educativo y pastoral La barca, terminó el secundario y ahora está trabajando y estudiando una carrera universitaria. Al respecto de su experiencia en esta iniciativa relata: "Fui parte de La barca, mejor dicho, aún soy parte de ella, aunque ya no asista todos los días como lo hice hasta el año pasado.Terminé primaria en 2005 y en 2006 empecé con una gran nueva etapa: cambio de colegio, nuevas amistades... y La barca. Un día asistí de casualidad, me trataron muy bien y desde ese momento me invitaron a ser parte. Pasaba todas las tardes ahí, salía del colegio, iba al ‘apoyo’ (como lo llamamos nosotros) y, entonces, la rutina de siempre: sentarnos a la mesa, almorzar y después ir al aula que nos correspondía para hacer la tarea, después llegaba la merienda y a ordenar todo antes de irnos".
Caritas San Isidro cuenta con 34 jardines maternales, 39 apoyos escolares, 16 Centros para adolescentes (casa de jóvenes y apoyos escolares), 19 centros de formación laboral (para adultos y adolescentes), 12 Comedores y 13 Hogares de tránsito.
"En La Barca -asegura Celeste- aprendí muchas cosas, pero más aprendí sobre valores humanos, a saber agradecer, a compartir, a valorarme a mí misma y a saber que tenía un montón para dar. Ahora llega otra etapa, empiezo a vivir otras cosas, a enfrentar la vida adulta con todas esas herramientas que aprendí".
Los interantes de La Barca conforman una comunidad laica que, nutriéndose de la tradición monástica, busca vivir los valores evangélicos en la vida cotidiana, asumiendo un mayor compromiso personal y comunitario en la fe y en el servicio a los demás.
"Actualmente sigo formando parte del grupo post-polimodal -comenta Celeste- donde nos juntamos ‘los grandes’ a charlar y contarnos las novedades. Tenemos nuevas vidas, quizás más responsabilidades, pero siempre volvemos a nuestra casita, a La barca, porque sabemos que ahí siempre van a estar para lo que necesitemos. Una vez nos dijeron que cada uno es ‘la barca’ que desea… Yo quiero ser esa barca que navega en aguas abiertas, que es fuerte y que va enfrentando y ganándole a las tormentas para lograr alcanzar el mejor puerto. Llegar a ser esa barca es lo que me propongo día a día”.