Frente al particular fenómeno de la voluntad puesta al servicio de los demás -que no siempre tiene la constancia necesaria y de esto saben las instituciones en general- es una buena noticia saber que, a pesar de todo, siguen siendo muchos los que destinan parte de su tiempo, sus conocimientos y sus bienes para que otros estén mejor.
Estimular el voluntariado es una tarea difícil en un tiempo en el que se nos impulsa a diario a pensar sólo en nuestras tareas y objetivos, en nuestra necesidad (no siempre tan urgente), en nuestra comodidad y nuestro disfrute.
La Argentina vive desde hace mucho tiempo -a pesar de que muchos suponen que lo peor que nos pasó fue hace 7 años- la injusticia del hambre, el abandono y el desprecio. Aunque una importante cantidad de personas que trabajan a diario por la integridad y el bienestar del prójimo, sigue habiendo demasiados compatriotas que podrían estar mejor si, realmente, el Estado se ocupara de ellos.
Y si bien el hambre es urgente y no puede esperar, y genera bronca, resentimiento y dolor, no menos urgente es dar un horizonte de esperanza y justicia, es decir, no se trata sólo de acercar comida, bienes e instrucción a los más pobres. También se impone abrir el espectro a toda necesidad espiritual y de valores permanentes, que son soporte de una sociedad más justa. De otro modo, siempre habrá situaciones que atender en un círculo de constante adversidad.
"El voluntariado es una expresión concreta de solidaridad que implica vocación personal y comunitaria de servicio y un compromiso sostenido por la transformación de las realidades más injustas", expresó Fernando María Bargalló, obispo de Merlo-Moreno y presidente de Cáritas Argentina, con motivo de la celebración hoy -5 de Diciembre- del Día Internacional del Voluntariado. "Es importante destacar que los trabajos voluntarios muchas veces son llevados adelante por los mismos pobres, quienes se brindan desinteresadamente a sus hermanos y hermanas", agregó.
En Cáritas Argentina, más de 32.000 hombres y mujeres, jóvenes y adultos, asumen diariamente el compromiso de trabajar por el bien común, convirtiéndose en signos de entrega y testimonio junto a las comunidades más pobres y excluidas. "Los voluntarios de Cáritas realizan acciones en favor de los demás, no como una tarea altruista, sino como respuesta concreta a un llamado, fundado en el amor de Dios", destacó Bargalló.
Como expresaron los obispos el año pasado en el documento de Aparecida, es necesario valorar "la riqueza del voluntariado en los más diversos apostolados con incidencia social", (DA 99). Por eso, Cáritas Argentina agradece, acompaña y alienta este compromiso de tantos a servir desde la gratuidad, con especial preferencia por las personas más necesitadas.
"Encomendamos a la protección maternal de María -dijo el obispo- a cada uno de los voluntarios de nuestro país y de todo el mundo, para que Ella los bendiga y los guíe en la maravillosa tarea que realizan, por alcanzar una sociedad más justa, en la que todos y todas podamos vivir con dignidad".