[2007] - No es un tejido de cosas extrañas e inauditas lo que os presento, sino lo mismo que ya los profetas escribieron en el Antiguo Testamento. ¿No habéis escuchado lo que dijo Moisés al pueblo: "El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo, de entre tus hermanos"? (Dt 18,18). ¿No habéis oído a Isaías proclamar: "Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo"? (7,14)… ¿No habéis oído a David exclamar: "Que baje como la lluvia sobre el césped"? (Sl 71,6)… Creed, pues, en los profetas, comprended la realidad que anuncian, y encontraréis a Jesús el Nazareno (Mt 2,23). Mirad, os he enseñado el camino; que el que quiera lo siga. Mirad, he encendido la antorcha; salid de las tinieblas.
Jesús, el Nazareno: con ello digo su nombre y su patria…. Y no digo: Jesús, que ha desplegado la bóveda del cielo, que ha dado la luz a los rayos del sol, que ha dibujado las constelaciones en el cielo, que ha encendido la lámpara de la luna, que ha fijado al día su tiempo, que ha atribuido su curso a la noche, que ha fijado la tierra firme sobre las aguas, que con su palabra ha puesto freno al mar… Jesús el Nazareno: aquél de quien Natanael sin dudar exclamó: "¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1,46) Aquel delante de quien la tropa de demonios ha temblado y gritado: "¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret?" "Jesús el Nazareno, dice el apóstol Pedro, este hombre a quien Dios hizo conocer la misión que le tenía encomendada, llevando a cabo, por él, milagros, signos y prodigios"… Sí, "Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante vosotros" (Hch 2,22).
Homilía griega del siglo 4º, para la octava de Pascua, atribuida, erróneamente, a San Juan Crisóstomo.