El Gral. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano había considerado la necesidad de que existiera una bandera argentina.
El 27 de febrero de 1812 escribió al Triunvirato: "Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional".
En 1806, durante la primera invasión de los ingleses, Juan Martín de Pueyrredon (1) hizo que le entregaran a las tropas como estandarte el de la "Purísima Concepción" y un par de cintas, una celeste como el manto de la Virgen de Luján y otra blanca como su vestido. Con ellas combatieron y ese sería el antecedente de la escarapela que luego usó la Sociedad Patriótica y después adoptó el Triunvirato.
Existe una versión que refiere a los reyes borbones pero, curiosamente, también terminan siendo los colores de la Santísima Virgen, en su advocación de la Inmaculada Concepción, Patrona de España.
Manuel Belgrano, al recibir en 1793 su título en Leyes en Valladolid (España), juró defender el dogma dela Inmaculada Concepción y reconocía su pertenencia a la Congregación Mariana, cuyo distintivo era una cinta celeste y blanca.
A su regreso de España fundó el Real Consulado de Buenos Aires y colocó al frente un escudo con los colores celeste y blanco, declarando que usaba esos colores en homenaje a la Inmaculada Concepción.
Carlos Belgrano, hermano de Manuel, también militar y presidente del Cabildo de Luján, escribió: "Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto". Y José Lino Gamboa, cabildante de Luján con Carlos Belgrano, dice: "Al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul, había querido obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María como ardiente devoto".
El Día de la Bandera fue dispuesto en 1938 (gobernaba el país Jaime Gerardo Roberto Marcelino María Ortiz) con la ley 12.361 estableciebdo la fecha en memoria de su creador que falleció, pobre e ignorado, a los 50 años.