San Andrés Avelino, un modelo a seguir para crecer en la fe
En la Parroquia San Andrés Avelino [Pichincha 1050, Villa Adelina] se están llevando a cabo distintas actividades como parte de sus fiestas patronales.
Con este marco, entrevistamos al Padre Juan Ignacio Ibañez para conocer más sobre el santo patrono.
San Andrés Avelino nació en 1521 en Castronuovo di Sant’Andrea (Italia). Después de sus primeros estudios se formó en jurisprudencia y fue ordenado sacerdote, ejercitando, durante un tiempo, el oficio de defensor de diversas causas en el foro eclesiástico.
Sin embargo, habiendo experimentado que ese ejercicio profesional ponía en peligro su vida espiritual, decidió dedicarse enteramente al ministerio sagrado.
Recibido en la Casa Teatina de San Pablo el Mayor de Nápoles, tuvo por Maestro de Novicios al Beato Juan Marinoni y por compañero al Beato Pablo Burali. Hizo su profesión religiosa teatina el 25 de Enero de 1558, tomando el nombre de Andrés. A los tres votos religiosos conocidos de castidad, pobreza y obediencia, agregó el de renunciar decididamente a la propia voluntad y progresar incesantemente en el camino de la perfección evangélica.
Hombre virtuoso y justo, sacerdote pleno de unción y religioso denodadamente observante, se empeñó en la atención de los fieles, siendo un gran confesor y director espiritual. Se desempeñó, también como Maestro de Novicios.
Colaboró con San Carlos Borromeo en la arquidiócesis de Milán y con el Beatro Pablo Burali en la diócesis de Piacenza, para aplicar las reformas del Concilio de Trento.
El 10 de Noviembre de 1608, mientras se disponía a dar misa sufrió un ACV y falleció a las pocas horas. Fue beatificado por Urbano VIII en 1624 y canonizado por Clemente XI el 22 de mayo de 1712. Su fiesta litúrgica es el 10 de noviembre. Se lo invoca como patrono contra la muerte imprevista.
“San Andrés Avelino fue quien más o mejor plasmó es ideal en la vida religiosa de los teatinos y su historia es muy especial porque de niño tiene esa aspiración a ser sacerdote", explicó el Párroco.
Después de sus primeros estudios se formó en jurisprudencia y fue ordenado sacerdote, ejercitando, durante un tiempo, el oficio de defensor de diversas causas en el foro eclesiástico. Sin embargo, habiendo experimentado que ese ejercicio profesional ponía en peligro su vida espiritual, decidió dedicarse enteramente al ministerio sagrado.
“Empieza todo un camino de conversión, hace los Ejercicios Espirituales con Láinez, discípulo de San Ignacio, que le va a llevar por lo menos 10 años para entrar a la vida religiosa.”
San Andrés Avelino, dice el Padre Ibáñez, "nos muestra que la conversión no es algo de un día, sino que es un camino constante de una 'determinada determinación' como decía Santa Teresa, para seguir a Jesús. Empieza a buscar ser fiel en lo suyo en la vida religiosa, en la oración, la oración litúrgica, la misa, la caridad con los pobres, la confesión (era un gran director espiritual se conservan 3.000 cartas).
“La reforma de la Iglesia no pasa por 'vamos a hacer esto para cambiar aquello, a convocar una reunión para decidir tal cosa', sino que pasa por la conversión personal, una conversión personal en la que se deja al Espíritu Santo actuar y que después nosotros, como dice Jesús, nos convertiremos en fuente de agua viva, es decir, vamos a llevar a otros a esa conversión, vamos a incendiar a otros en el amor de Dios.”
“La vida espiritual es ser fiel a Dios y agradarlo a él y buscarlo a Él, entonces ahí podemos comparar con el amor que significa buscar el bien del otro.”