Cultos paganos que no deben mezclarse con lo verdadero
El culto a la Pachamama, desde hace muchos años, tiene el riesgo de paganizar a los cristianos más que cristianizar a los paganos. No es malo convivir con costumbres, fábulas o creencias ajenas como esa, pero sí hace daño confundirse y dejar que aquello debilite, relativice o se mezcle.
La Pachamama es una deidad a la que se venera como creadora del mundo y de la vida y no hace falta ser un especialista para comprender que o se rinde culto a un creador o se rinde a otro... No es posible decirse cristiano o católico y, simultáneamente, honrar al paganismo.
No obstante, asistir a una ceremonia organizada para venerar a la Pachamama (si se está circunstancialmente donde las comunidades conservan esta tradición), no es adherir necesariamente a ella, como no lo es concurrir alguna vez a una actividad propia del judaísmo, del islamismo o de corrientes evangélicas.
Pero cuando los gobiernos (municipales, provinciales o nacionales) publican mensajes u organizan actividades en torno a la diosa pagana Pachamama, están promoviendo la ignorancia y el paganismo y, simultáneamente, una postura anticristiana.
Vale mencionar también que a este personaje de fantasía los incas les ofrecían sacrificios humanos -en especial niños de entre 7 y 8 años- para apaciguar su ira y rogar su protección. Los niños, que debían ser físicamente bellos y sin defectos, eran narcotizados y luego dejados expuestos fríos extremos para que mueran congelados.
Cada 1 de Agosto algunos estilan tomar caña con ruda, además de hacer un pozo y arrojar comida, bebidas alcohólicas, arrodillarse y recibir el humo de ramas encendidas, todas acciones de humillación ante una creencia primitiva, temible y pagana, que le disputa el protagonismo al Dios creador y a la Santísima Virgen.
Como lo pidió el propio Cristo ("...id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"), los misioneros a lo largo de la historia llevaron el mensaje de la salvación a todos los rincones del mundo, arriesgando y muchas veces perdiendo la vida en ello, antes que negar su fe. En ningún momento, el mensaje de Jesús fue "id y mezclen mis enseñanzas con devociones paganas".
La Pachamama es, para sus devotos, una diosa que produce, que engendra. Es la encargada de "propiciar" la fertilidad en los campos.
Esta creencia de los cerros peruanos, bolivianos y del noroeste argentino tiene un nombre que refiere a la creación del universo ("pacha", universo, mundo, tiempo, lugar y "mama" madre).
La palabra "pacha" designó al principio sólo un tiempo o edad del mundo, un cosmos o universo, para pasar luego a referirse a un lugar o espacio, y a la misma tierra "generadora de la vida".
La fábula de la Pachamama la ubica como "madre" de los cerros y los hombres; la que "madura los frutos y multiplica el ganado", pudiendo conjurar heladas y plagas y dar suerte en la caza.
Se la describe como una india de muy baja estatura, cabezona y de grandes pies, que lleva sombrero alón y calza enormes ojotas. Vive en los cerros y suele estar acompañada de un perro negro. La víbora es su lazo, y el quirquincho su cerdo. Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y plata. Este ser pagano es celoso, rencoroso y vengativo, pero si alguien le cae en gracia lo favorece. Cuando se enoja, manda truenos y tormentas.
Según sus veneradores "se aparece a los paisanos para preguntarles qué andan haciendo por los cerros o los visita en sus chozas para agradecerles lo bien que han cuidado de la hacienda o el no haber matado a las crías de las vicuñas, animales que protege de un modo especial".
Tal vez porque nadie les contó la verdad completa, no todos los que consideran respetable la celebración de la Pachamama saben de sus "exigencias" y todo el daño que se hace en su honor.