Las tinieblas trabajan arduamente para que todo lo digno, alto y noble que pise el mundo carezca de posibilidades de crecer y dar fruto.
Así se explica que un país como Francia haya puesto empeño en atacar los cimientos de la sociedad en un acontecimiento procaz, ofensivo, vulgar y decididamente anticristiano.
En el mismo país que vio nacer a San Hilario de Poitiers, San Irineo, San Pedro Chanel, San Dionisio, Santa Genoveva, San Juan Bautista de La Salle, San Luis María de Montfort, San Vicente de Paúl, San Francisco de Sales, Santa Juana de Arco, San Pedro Nolasco, Santa Catalina Labouré, San Marcelino Champagnat, Santa Magdalena Sofía Barat, Santa Teresita, Pedro Julián Eymard y Bernardo de Claraval, entre muchos otros hombres y mujeres que pusieron sus vidas enteras en manos de Dios, ocurrió una agresión brutal, planificada, decidida, aprovechando una fiesta deportiva para la que muchos se preparan con esfuerzo.
La burla a la escena pictórica que representa uno de los momentos cumbres de la fe católica, no fue un desliz, toda vez que cada detalle de los actos inaugurales de los Juegos Olímpicos llevan muchos meses de presupuesto y preparación.
Un espectáculo bochornoso con el común denominador de la ideología de género y su odio a la naturaleza y a la dignidad, que no se privó de incluir niños entre toda clase de pervertidos.
No es casual, reflexionó el Padre Juan Ignacio Ibáñez (párroco de San Andrés Avelino), que el ataque a la eucaristía en París se haya organizado a poco de un Congreso Eucarístico en E.U.A. que tuvo una repercusión notable. Es decir que mientras enormes multitudes rindieron culto a Cristo en la Santa Eucaristía, en otro punto del hemisferio norte, en la envejecida, ideologizada y debilitada Francia el odio, la ofensa y la burla sólo apuntaron a la blasfemia.
Vale rescatar, entonces, las voces que, como el obispo español José Ignacio Munilla, sugirieron pasar de la indignación por la ofensa a Cristo a la reparación ante el Santísimo Sacramento.
Fue así como el P. Ibáñez concluyó la Santa Misa el domingo 28 de Julio invitando a la feligresía a rezar por ésta y todas las otras ofensas de la que es objeto el Salvador del mundo y su esposa, la Iglesia.
"Señor Jesús, nos arrodillamos ante TI, reconociendo tu presencia real en el Santísimo Sacramento. Te agradecemos inmensamente tu permanencia con nosotros, y la fe que nos has dado."
"Con profundo dolor sentimos que tantos hombres, redimidos por ti, te olviden y ofendan; que en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado."
"Nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, queremos en la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan, y dedicarte completamente nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu Corazón lleno de amor hacia nosotros."
"Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón para que nos alcances gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo."
"Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y contra sus templos."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por todos los ataques a la iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos profetas."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos, estafas, extorsiones.
- Perdón, Señor, perdón.
"Por toda la inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en las relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno."
- Perdón, Señor, perdón.
"Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de autoridad."
- Perdón, Señor, perdón.