Mientras cualquiera podría haber imaginado que, ante la cuestionable propuesta de bendecir uniones contrarias a la voluntad de Dios que hizo el cardenal Víctor Manuel Fernández (61) con su Fiducia Supplicans, se buscaría quitarle visibilidad, "guardarlo" un poco, aunque muchos desean que se le quite su actual cargo,... pasó todo lo contrario.
El sensual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe acaba de ser premiado con el nombramiento como miembro del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Fernández y su "línea de conducta"
Al escándalo en torno al libro que publicó Víctor Fernández a los 38 años, "La Pasión Mística y Sensual", ahora se conocen escritos posteriores a 1998 que confirman su "dedicación" por el placer carnal.
El medio italiano "La Nuova Bussola Quotidiana" (La nueva brújula cotidiana) revela que Fernández siguió hablando de orgasmos y órganos genitales en ensayos teológicos. En 2004, cuando tenía 42 años, el actual prefecto retomó en "Para liberarte de la ansiedad y de la impaciencia", publicado por la editorial San Pablo, el mismo enfoque.
En la página 13 leemos: "Cuando todo nuestro ser se unifica en una sola dirección, entonces llegamos al verdadero encuentro, a la fusión, a la unión perfecta, aunque sea por unos minutos. No se trata necesariamente de quietud física, porque esta experiencia puede ocurrir incluso en medio de la excitación de una actividad muy intensa. Esto sucede, por ejemplo, en el orgasmo entre dos personas que se aman".
El orgasmo místico aparece también en otro ensayo "Teología espiritual encarnada: profundidad espiritual en acción", también de 2004, donde el ahora prefecto hace saber que "esos momentos de placer compartido, con todo su potencial de comunicación, de entrega, de expresión amorosa, pueden ser preparados y luego agradecidos en momentos de oración compartida. No deben ser separados de la relación con Dios como si fueran simplemente un 'pecado permitido'. El misterio de la Encarnación, que hace del matrimonio un sacramento, signo eficaz de la gracia que se consuma en la unión genital, muestra hasta qué punto Dios, al hacerse hombre, entró también en carne humana, convirtiendo la corporalidad en mediación de la gracia. Por eso, cuando la unión de los cuerpos ha sido una verdadera expresión de amor, debe celebrarse en la oración".
En un párrafo titulado "Parar", Fernández invita a seguir el ejemplo de Jesús que supo detenerse delante de cada ser humano con toda su atención y brinda a los lectores algunos consejos prácticos, como el de prestar "la máxima atención a un órgano a la vez". "No se trata de 'pensar' en ese órgano, imaginarlo o visualizarlo. Más precisamente, se trata de 'sentirlo', de percibirlo con sensibilidad. Es experimentar las sensaciones de cada órgano con calma, sin juzgar si esas sensaciones son buenas o malas, pero intentando que ese órgano se relaje y descanse."
El último de estos títulos es "¿Por qué no termino de sanarme?", de 2002. En un párrafo titulado "Cuando la sensualidad me nubla", el actual "guardián de la ortodoxia católica" argumenta que "un cuerpo puede dejar huella si lleva la ropa adecuada, ropa que despierte la sensualidad acentuando formas interesantes, según el cuerpo". Así, "la sensualidad de los hombros y brazos bronceados se acentúa al usar una camiseta". Y de nuevo: "El cuello desnudo queda más sensual poniéndole una cadena". El teólogo argentino continuó: "Si a esto le sumamos una cierta dosis de imaginación por parte del espectador, y en un momento de insatisfacción, cuando necesita excitarse o disfrutar de algo, entonces un cuerpo puede aparecer como algo impresionante, maravilloso, básico".
[Fuente: Infovaticana.com]