Luego de que, con el marco del debate entre candidatos a la presidencia de la Nación, el gran maestre Pablo Lazzaro (imagen y audio)declarara en una entrevista televisiva que la presencia de masones ya está confirmada entre los integrantes de las dos alianzas en pugna, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a cargo de Mñor. Víctor Fernández, respondió con la aprobación del Papa Francisco a la petición de un obispo filipino reiterando que es irreconciliable la pertenencia a logias masónicas y la fe católica.
La masonería rechaza a Dios y para eso ha trabajado (muchos recordarán las presiones para que se eliminen los símbolos religiosos en las escuelas y ámbitos públicos), además de ser un actor importante en la imposición de normas contra la vida, como quedó demostrado en el momento de los debates por el aborto legal a demanda.
El obispo Julito Buhisan Cortes de Dumanguete (Filipinas) había consultado al Vaticano sobre la "mejor pastoral" sobre la adhesión de los fieles católicos a la masonería.
El prelado, después de haber ilustrado con preocupación la situación de su diócesis, debido al continuo aumento de fieles de la masonería, pidió sugerencias para abordar adecuadamente esta realidad desde el punto de vista pastoral, cita la respuesta fechada el 13 de Noviembre.
"La pertenencia a la masonería es muy importante en Filipinas y concierne no sólo a aquellos que están formalmente registrados en las logias masónicas, sino en general a un gran número de simpatizantes y asociados, que están personalmente convencidos de que no existe oposición entre pertenecer a la Iglesia católica y y el de las logias masónicas."
"Para abordar adecuadamente este problema, se decidió responder involucrando a la propia Conferencia Episcopal de Filipinas, notificando que sería necesario implementar una estrategia coordinada entre los obispos individuales que prevea dos enfoques: a) A nivel doctrinal, hay que recordar que la pertenencia activa a la masonería por parte de un fiel está prohibida, debido a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería (cf. la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1983 y las mismas Directrices publicadas por la Conferencia Episcopal en 2003); por lo tanto, quienes estén formal y conscientemente inscritos en logias masónicas y hayan abrazado los principios masónicos, caen bajo las disposiciones presentes en la mencionada Declaración. Estas medidas también se aplican a cualquier eclesiástico registrado en la masonería. b) En el plano pastoral, el Dicasterio propone a los Obispos de Filipinas realizar una catequesis popular en todas las parroquias, sobre las razones de la irreconciliabilidad entre la fe católica y la masonería.
La respuesta insta a los obispos de Filipinas a evaluar la oportunidad de hacer un pronunciamiento público al respecto.
La Declaración de noviembre de 1983 fue publicada en vísperas de la entrada en vigor del nuevo Código de Derecho Canónico. El Código reemplazó al de 1917 y entre las novedades se constató – algunos con satisfacción, otros con preocupación – la ausencia de la condena explícita de la masonería y de la excomunión de sus afiliados, que en cambio estaba presente en el texto antiguo. La Declaración, firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y por el secretario de la Congregación Jérôme Hamer, aprobada por SanJuan Pablo II, reitera que los católicos inscritos en logias masónicas se encuentran "en estado de pecado grave".
Para los masones verdad, error, pecado, norma, ética, moral, etc. no son valores absolutos e inmutables. Todo es relativo. El masón rechaza cualquier verdad dogmática o moral objetiva. En particular rechazan a la Iglesia Católica.
Para los masones aquel que intenta vivir una fe revelada es sencillamente un intolerante. No es de extrañar por tanto su anticlericalismo, su oposición a los sacramentos cristianos, su lucha por el laicismo.