Cuando hoy los niños son disfrazados de fantasmas o brujas y van de casa en casa en Halloween amenazando con una travesura si no se les da una golosina, están perpetuando sin saber los antiguos ritos de Samhain, una invocación a espíritus.
Todo padre cristiano tiene la responsabilidad de no permitir a tus niños que se expongan a una celebración que es usada por grupos paganos para celebrar sus ritos satánicos. Lo que puede parecer un juego inofensivo pueden convertirse en algo peligroso, además de ser una negación de las cosas de Dios.
Para tener en cuenta:
1 - No es una actividad cristiana: Ninguna iglesia de denominación cristiana celebra esta fecha. Los cristianos no celebran fechas dedicadas a exaltar la brujería.
2 - Halloween está en contra las enseñanzas de Jesús: Jesús está en contra de la brujería en todas sus formas: espiritismo, hechicería, adivinación, lectura de cartas, horóscopos, astrología y otras máscaras con que se encubre la maldad. Jesús dijo que "el que no está conmigo está contra mí". Hay innumerables referencias bíblicas donde se condena el uso de todas esas clases de mal.
3 - No es una tradición argentina: Como ocurre siempre que se importan actos culturales diferentes a los nuestros, el verdadero significado queda relegado a una simple imitación. Impuesto por el cine y la televisión (repletos de productos comerciales de EE.UU.) Halloween nada tiene que ver con la cultura y la idiosincrasia argentina.
4- Halloween rinde culto a Satanás: Aunque en apariencia es una actividad recreativa y llamativa, su verdadero significado sigue oculto a nuestros ojos. En muchos países, incluyendo el nuestro, los grupos satánicos usan esa noche para un "culto" especial dedicado a Satanás, lleno de lujuria, drogas, alcohol y toda clase de desenfrenos, en las llamadas "misas negras".
5- Se opone al primer mandamiento: Este tipo de actividades, ni exalta el nombre de Jesús, ni tiene nada que ver con su Padre Celestial y mucho menos con el Espíritu Santo. Por lo tanto va en contraposición al primer mandamiento de amar a Dios con toda nuestra alma, nuestra mente, nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas.
6- Participar es olvidarse de Dios y glorificar a las brujas y a su padre Satanás.
7- Contamina y esclaviza a nuestros niños: No hay magia blanca y magia negra. No hay brujas buenas y brujas malas. Toda la actividad demoníaca se disfraza y se oculta para ganar adeptos. Vestir a los niños como "brujitas" y "diablitos" los confunde y expone a coquetear con el mal.