La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra siguiendo lo indicado por el propio Cristo.
La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró Jesús con sus discípulos.
Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena.
La celebración de la fiesta del Cuerpo de Cristo tiene su origen en el siglo XIII en Bélgica cuando un movimiento eucarístico promovió la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía y con especial veneración por el Santísimo promovió esta fiesta y el obispo de Liega, Mñor. Roberto de Thorete, ordenó que la celebración se realizase en 1247 y la fiesta comenzó a replicarse en otros lugares.
El Papa Urbano IV hizo que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula "Transiturus" del 8 de Septiembre de 1264, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
La muerte del Papa Urbano IV, un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la celebración. Pero el Papa Clemente V en el concilio general de Viena de 1311, ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes -por Juan XXII- y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Las procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron comunes a partir del siglo XIV.
El Concilio de Trento declaró que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos.