El miércoles 2 de Marzo, con la imposición de las cenizas que recuerda que la vida en la tierra es pasajera y que la vida definitiva se encuentra en el Cielo, se inició la Cuaresma, un tiempo de oración, penitencia y ayuno que se extiende hasta la Pascua. Se trata de cuarenta días que la Iglesia Católica marca para la conversión del corazón.
En la misa de esta jornada las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son: "Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida", "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás", "Arrepiéntete y cree en el Evangelio".
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384, la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las ramas de olivo usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda que algún día todos moriremos y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo y que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que cada uno tenga en su alma lo va a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.
Cuando el sacerdote nos dibuja una cruz con la ceniza en la frente es preciso tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios.
El ayuno y la abstinencia
El miércoles de ceniza -al igual que el Viernes Santo- es día de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es importante, ya que ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar, convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar la forma de vivir para que sea Dios el centro de la vida. Sólo en la oración se encuentra el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.