Ideología y torpeza idiomática en mensajes diocesanos
Al igual que muchos medios, nos hemos referido en varias ocasiones al uso del masculino y el femenino en discursos, gacetillas y comunicaciones, bajo el supuesto de que utilizar el idioma como corresponde no estaría incluyendo los dos sexos.
La Real Academia Española se ha ocupado de aclarar que son innecesarias las formas como "todos y todas" y, por supuesto, las tendenciosas invenciones "todxs", "todes" o tod@s.
No obstante estas recordaciones de la R.A.E. (no son realmente una novedad), el obispado de San Isidro difundió un video de algo más de 1 minuto referido a una Asamblea de América Latina y el Caribe en el que 3 de las 4 personas que participan (Rocío González, Marcela Mazzini y Marcelo Buceta), hablan de "todos y todas" y "discípulos y discípulas", como si estuvieran guionados por el fanático ministerio de la mujer o alguna organización de militantes de "género".
Utilizar estas formas de supuesta inclusión de la mujer no es una zoncera, como algunos pueden pensar, sino que es un deliberado ataque a lo establecido (entre ellos el sentido común), muy propio de la izquierda y su eterna búsqueda de lucha de clases. La sentencia de que las mujeres hemos sido sojuzgadas sistemáticamente por "las estructuras", "la Iglesia" o, por supuesto, "loshombres", además de desmedida, huele a vieja, a vetusta, después de por lo menos 60 años de activa participación en toda la vida social.
La cantinela es tan alejada de la realidad como aquellos pavotes que hablan de que “antes a los padres se los trataba de Ud.” cuando eso dejó de ser habitual hace más de 50 años y en nada se comprometía el afecto y la confianza.
Es que con el falso afán de equilibrar o dar lugar, a cada rato se entera una de hechos en los que "por primeravez" una mujer hace, dice o logra algo, incluso en temáticas donde el sexo no significa nada especial. Algo parecido a lo que sucedió cuando en EE.UU. ganó las elecciones Barack Hussein Obama II. Mientras se agitaba la bandera de que el color de la piel no debe ser importante, era precisamente lo que se destacaba...
Desde los especialistas en el uso de nuestro riquísimo idioma el mensaje es claro al decir que la letra "e" no indica nada referido al sexo. Presidente, estudiante, asistente, presente, intendente no remiten a hombres. “El problema es confundir la gramática con el machismo", sostuvo en 2018Darío Villanueva, el presidente de la Real Academia Española.
"No se puede deformar una lengua en pos de una ideología", expresó a Página 12 la académica Alicia María Zorrilla, presidente de la Fundación Litterae."Nuestra obligación es hablar y escribir bien el idioma, no deformarlo. En los más de 1.000 años que tiene el español, las marcas morfológicas de género fueron la 'o' para el masculino y la 'a' para el femenino. La 'e' no indica ningún género, por eso son inadmisibles formas como 'todes'. En español, no hay forma de marcar gramaticalmente un género 'no binario'. Y ni qué decir de formas como 'todxs' o 'tod@s', que hasta son impronunciables".
Aunque la limitada idea de mencionar a los dos sexos está metido en la legislación argentina, lamentablemente, en normas tan valiosas como la ley Nº 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las "niñas, "niños" y adolescentes (de 2005), vale señalar que se inspira en la Convención de los Derechos del NIÑO y nadie podría, en su sano juicio, decir que este tratado internacional emanado de las Naciones Unidas en 1989 y firmado por 190 países se propuso ignorar, dejar de lado o invisibilizar a LAS NIÑAS.
Esta parte que destaco de la comunicación en video del obispado sanisidrense es, sin dudas, UN ERROR. Pensar en que se trata de caprichosas exigencias idiomáticas es no entender que la perversa ideología de género se cuela cada vez más en la vida cotidiana y tiene como "socios" a organismos públicos, funcionarios, comunicadores institucionales y diseñadores.
¿Acaso se escuchó alguna voz de parte de la Iglesia en la Argentina que cuestionara la novedad del DNI sin sexo? ¿Es que no comprenden los prelados que esa medida junto a muchas otras atentan contra sus propias enseñanzas?
Como explicara el académico Pedro Barcia hace unos años, la capacidad de reacción de la sociedad no se derriba de golpe sino de a poco. Algunas cosas que se ven o escuchan en la televisión o la radio, o en una misa, habrían sido escandalosas hace 20 o 30 años y hoy casi nadie mueve un dedo para quejarse. Esto no debe entenderse como progreso, sino como triste y dramático retroceso del que las autoridades eclesiales no están ajenas.