Adivinar se presenta como la predicción de acontecimientos del futuro, una práctica a la que se adhieren personas crédulas, fácilmente engañables, que ponen su confianza en personas que lucran o se satisfacen en engañar a los demás.
En su desesperación, muchas personas recurren a tarotistas, tiradores de piedras, "lectores" de borras, armadores de "cartas astrales" y cosas por el estilo, buscando respuestas a sus pesares, enfermedades, desengaños o inseguridades. Azarosamente, algunos de los dichos de los engañadores se acercan a las respuestas que buscan y se sienten temporariamente satisfechos. Así se escuchan personas que, muy convencidas, aseguran que tal o cual adivino es "bueno" y acierta en "todo lo que te dice".
Otros, sin ir a ver a tiradores de cartas se afanan en ver qué anuncian los astrólogos, hoy no tanto en diarios, que cada vez se venden menos, pero sí en televisión o radio. Estos cazadores de incautos son invitados a entrevistas y periodistas y conductores jamás ponen en duda sus dichos, salvo cuando anuncian que tal o cual candidato político gana... o pierde unas elecciones. Tan poco serios unos como otros.
No es raro ver autos en las calles y muñecas de personas públicas (como el presidente designado Alberto Fernández) con cintas rojas, evidenciando que son capaces de poner su confianza en un estúpido amuleto contra la envidia o como protección a vaya a saber qué males.
Las personas que creen en Dios realmente, no usan amuletos. Un rosario, una cruz, una medalla, no "protegen" por sí mismos y si alguien sostiene eso está equivocado. Se trata de elementos que pueden ayudar a rezar, seguir un orden (el rosario) o enfocarse en la figura de un santo. Baste escuchar qué dice un sacerdote al bendecir alguno de esos elementos para darse cuenta de cómo són las cosas.
"La magia es incompatible con la fe", dice el Papa
En Diciembre de 2019, el Papa Francisco dijo ante cientos de peregrinos que no quiere que los cristianos recurran a prácticas como “las cartas del tarot y la lectura de las manos por adivinos” y pidió que los fieles eviten la magia porque es “incompatible” con la fe. “La magia no es cristiana y Dios no se da a conocer a través de prácticas ocultas, sino que se nos revela como amor gratuito”, como figura en los Hechos de los Apóstoles.
¿QUÉ DICE EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE LA ADIVINACIÓN?
#2116: "Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums" encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
#2117 Todas las prácticas de, magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
# 2115: "Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad".
PROHIBICIÓN DE LA IGLESIA
La adivinación es un PECADO GRAVE contra el Primer Mandamiento
Las Constituciones apostólicas prohíben expresamente la adivinación. Los Concilios de Vannes (461), de Agde (506) y de Orleáns (511) excomulgaron a los adivinos. Además eran declarados infames, incapacitados para ser testigos en la justicia y privados de toda dignidad eclesiástica.
El hombre, llevado por la SOBERBIA o la IGNORANCIA, quiere tenerlo todo bajo su control sin poner su confianza en Dios. Es por eso que busca conocimiento ilícito por caminos que están fuera de la revelación divina y fuera de los medios naturales que son lícitos. Va así en búsqueda de la adivinación.
La adivinación es UNA PUERTA PARA EL DEMONIO y quien la practica le da acceso a su alma. Hay también quienes hacen directamente un pacto con él.
La evocación de MUERTOS, el uso de ORÁCULOS, la consulta de HORÓSCOPOS, de la ASTROLOGÍA, la QUIROMANCIA (lectura de manos), la interpretación de PRESAGIOS, los fenómenos de visión, el recurso a "MEDIUMS", cartas de TAROT, la OUIJA (juego de la copa), el "LIBRO ROJO" y otras prácticas, están en contra de la fe en Dios, ponen reparos a la realeza verdadera, llevan poner la confianza en otro lado. Sin dudas, son una forma de menospreciar a quien se dice que todo lo puede.
Un adivino no necesariamente parecerá una mala persona o alguien que presione por algún interés económico, pero no hay que olvidar que quien más fácil engaña es quien primero se gana nuestra confianza.
Fuentes: Padre Jordi Rivero / Catholic.net / La vanguardia / Vatican.va
