Luego de muchos meses en los que los fieles católicos debieron ver las celebraciones eucarísticas utilizando computadoras o celulares, sin poder ingresar a los templos, algo cercano a una buena noticia se asomó por estos días.
La espera fue larga y muchos se sentían un poco tontos arrodillándose frente a la computadora o mirando lo que sucedía en su parroquia sin poder ir a comulgar, a confesarse, a participar de rezos comunitarios o a adorar a Jesús sacramentado.
Al igual que se resolvió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con un número máximo de sólo 20 personas presentes es posible volver a misa en el Partido de San Isidro atendiendo a una serie de medidas preventivas para reducir la posible propagación del coronavirus SARS-Cov2.
Establecer una cantidad fija sería acertado si todos los templos -en cualquiera de estos distritos- tuvieran una capacidad similar, algo que, por supuesto, no sucede.
Veinte fieles representa un porcentaje (40%) en la parroquia Nuestra Señora de la Cava (Beccar) que tiene bancos para unas 50 personas, y otro muy distinto (8,33%) en Nuestra Señora de Luján (Villa Adelina) donde pueden sentarse 240 personas.
Está claro que hay parroquias que, en tiempos normales, reciben mucha concurrencia, como Santa Rita que tiene bancos para 170 personas -similar a la basílica de Nuestra Señora del Pilar, en Recoleta, o San Cayetano en Liniers-, pero suele estar colmada de fieles parados en los laterales, incluso en las varias celebraciones que se ofrecen cada domingo. Considerando sólo los bancos, podría concurrir menos del 12%, mientras que en la Catedral de San Isidro, que puede contener sentados a 280 fieles, el número establecido es sólo el 7% (en Catedral Metropolitana 20 personas es sólo el 8,7%), y en la capilla San Benito (Boulogne) el tope representa el 25% de las 80 personas que pueden sentarse.
La parroquia Santo Cristo (San Isidro) y Nuestra Señora de Lourdes (Beccar) ambas con bancos para unas 120 personas, deberían conformarse con ubicar al 16%, en tanto que San José (San Isidro) -con su posibilidad de recibir a 425- se tendría que ajustar al 4,7% de su capacidad.
Es fácil entender que no debe ser para nada simple armar las medidas de prevención para todas las diversas actividades de la sociedad, pero en este tema que nos ocupa, lo más adecuado sería establecer que lo importante es mantener la distancia socialy eso definirá el número en cada caso, con la buena voluntad de los párrocos y colaboradores para que todos se ajusten a ello.
Sabido es que quienes concurren a una parroquia, a participar de la misa, son personas con una actitud mucho más considerada y respetuosa de las indicaciones que la que se encuentra, por ejemplo, en un supermercado.