El 15 de Agosto, solemnidad de la Asunción de la Virgen María, es día de precepto, es decir que la Iglesia señala como obligatorio para los católicos santificar el día como si fuera un domingo.
La definición como verdad de fe para los católicos fue proclamada por el papa Pío XII el 1 de Noviembre de 1950, quien después de una consulta general a todos los obispos de la Iglesia, declaró en la bula definitoria: "Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial".
Este dogma, como todos, se funda en la Biblia y su creencia se remonta a los tiempos apostólicos. En la constitución apostólica "Munificentíssimus Deus" dice Pío XII: "Lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo".
Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la Asunción de su cuerpo al cielo. La respuesta de por qué es importante para los católicos, se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica, que dice: "La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (#966).
El que María se halle en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es la anticipación de nuestra propia resurrección, dado que ella es un ser humano como nosotros.