Con la concurrecia de más de 2.000 fieles se llevó a cabo en la tarde del sábado 2 de Junio, las instalaciones del colegio "Carmen Arriola de Marín" [Del Libertador 17.715, Beccar], la celebración en honor del cuerpo y de la sangre de Cristo.
La misa fue oficiada por el obipso de la diócesis de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, el obispo auxiliar Martín Fassi y el obispo emérito Jorge Casaretto, y la participación de algunos sacerdotes y diáconos.
Monseñor Ojea señaló en la homilía, sobre última cena con los apóstoles, que la herencia de Jesús es el servicio a los hermanos y que en el pan recoge los sueños propios, que son los de Dios, y los de ellos. "Poner el cuerpo es 'me comprometo con lo que digo, con lo que pienso, con lo que pregono, pongo mi cuerpo'".
Al finalizar su homilía, el obispo invitó a rezar por los legisladores que, por estos días, votarán a favor o en contra de la nociva despenalización del homicidio prenatal, para que sepan tomar "la mejor decisión".
No hubo procesión por las calles aledañas (ni antes ni después de la celebración eucarística), pero hubo un momento de adoración ante el Santísimo Sacramento en el mismo ámbito del salón.
La fiesta de Corpus Christi
Un milagro eucarístico del siglo XIII fue el origen de la Fiesta del Corpus Christi, que la Iglesia celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, aunque en San Isidro suele hacerse el sábado siguiente.
En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal.
La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc.— permanecen iguales.
La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los 4 relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía comenzó en la Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.
Por el 1264 el Padre Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal.
La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion.
El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.