Exactamente seis años después del acto en que fuera instalada y luego de haber sido recientemente restaurada por los actos de vandalismo de los que fuera objeto, la escultura de Sor Camila Rolón volvió a la plazoleta El Fundador, a metros de la Catedral.
El emotivo acto realizado este miércoles 7 de Diciembre contó con la presencia de vecinos, familiares y seguidores de esta religiosa sanisidrense que vivió en el siglo XIX y será declarada beata.
"Camila Rolón es parte de nuestro ADN, nació en San Isidro (en 1842, en la actual calle Maipú 263) y no sólo es un fenómeno local, sino mundial. Va camino a ser santa, el proceso de beatificación es un hecho. Fue una mujer que se movilizó hacia los más débiles, enfermos y desposeídos", contó el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
Dolores Bernasconi de Repetto, esposa del sobrino nieto de Sor Camila Rolón, expresó: "Hace cinco años hizo un milagro. ¡Si Dios quiere el año que viene será la primera bonaerense, de San Isidro, declarada beata!". Agregó que la escultura no representa sólo un símbolo, si no la vida de una mujer que luchó contra el flagelo del cólera y la fiebre amarilla. "Si hubo una madre Teresa tiene que haber una madre Camila", resumió.
El concejal sanisidrense, Andrés Rolón (descendiente de Camila), señaló: "Tenemos que tomar conciencia de que hay una hija de San Isidro que dio su vida por las más pobres y necesitados. Está camino a ser santa".
El trabajo de restauración estuvo a cargo del artista plástico Guillermo Bruno.
Camila Rolón nació el 18 de julio de 1842, en San Isidro. Sus padres, Eusebio Rolón y María Gutiérrez, la llamaron Camila Corina por haber nacido el día de San Camilo de Lelis, un santo del siglo XVI.
Desde los 18 años se sintió llamada a la vida religiosa, pero su delicada salud le impidió soportar los rigores de la vida conventual. En 1880 fundó el Instituto Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, en Mercedes, que actualmente tiene comunidades en Uruguay, Italia, Estados Unidos, Madagascar y Rumania.
En 1910, la Madre Camila Rolón viajó a Roma, para presentar al papa Pío X los estatutos de su congregación, que finalmente fueron aprobados. También fundó hospitales y asilos (más de cuarenta) en Salto, San Vicente, Pehuajó, Exaltación de la Cruz, 25 de Mayo, Baradero, Bragado y en muchos otras ciudades del país y del exterior, como Mercedes y Tacuarembó (ambas en Uruguay) Roma y Génova (Italia) y Barcelona (España).
Murió en Roma, el 16 de Febrero de 1913, a los 72 años. Sus restos fueron repatriados y velados en la Catedral de Buenos Aires y descansan en la Casa Generalicia de la orden, en Muñiz (San Miguel).