El santo patrono de los sanisidrenses, San Isidro Labrador, cumplió con su particular misión de interceder por el buen tiempo como le piden los agricultores.
Momentos antes de que se iniciara la procesión por el casco histórico en la tarde del domingo 15 de Mayo, la incipiente llovizna se detuvo y a medida que avanzaba la columna de fieles portando las imágenes del santo y su mujer, el cielo se fue despejando y hasta salió el sol. Concluida la celebración eucarística en el templo mayor, la llovizna volvió a aparecer.
Entre rezos y cantos, la imagen de Santa María de la Cabeza y de San Isidro Labrador, fueron llevadas en andas por la avenida Del Libertador, Martín y Omar, Rivadavia, Belgrano y 9 de Julio hasta regresar a la Cateral, donde se rezó la misa a las 17:00.
Entre los fieles se pudo observar la presencia del intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, además de otros funcionarios municipales, concejales y miembros de entidades intermedias y comunidades extranjeras.
La misa fue oficiada por el obispo de la diócesis, monseñor Oscar Ojea, acompañado por el obispo auxiliar Martín Fassi y el obispo emérito Jorge Casaretto.
Luego de la lectura del Evangelio según San Juan, el obispo Ojea expresó "Tenemos un patrono que está vinculado a la fecundidad. San Isidro tenía esa sensibilidad particular de los santos para los hermanos que nada tienen, por eso su casa fue un lugar de encuentro. Esta es la fecundidad del corazón, corazón que se dilata con la presencia de Jesús a través de los hermanos pobres. Y San Isidro también está vinculado a la fecundidad del amor, de la familia, de la pareja humana. San Isidro fue un excelente esposo, un excelente compañero, y el Papa ha querido regalarnos esta carta maravillosa titulada "La alegría del amor".
'Después del amor que nos une a Dios, el amor conyugal es la 'máxima amistad'. Es una unión que tiene todas las características de una buena amistad: búsqueda del bien del otro, reciprocidad, intimidad, ternura, estabilidad, y una semejanza entre los amigos que se va construyendo con la vida compartida. Pero el matrimonio agrega a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable de compartir y construir juntos toda la existencia.', leyó el obispo.
Complementando el texto del pontífice, Ojea reflexionó "Dos historias, una historia. En el matrimonio, a través de dos historias se vive una sola historia, una sola carne, una sola vida. No es que una parte dependa de la otra ni que una parte absorba a la otra, quitándole su independencia, sino que cada uno de los dos van creando una atmósfera para que cada uno pueda ser sí mismo, para que cada uno desarrolle su propia vocación."
"Y el crecimiento no excluye los problemas, las dificultades, las pruebas, las cruces. Al contrario, el perdón va haciendo el amor más crecido, mas maduro, mas noble. Ponemos delante de nuestro santo las vicisitudes diarias, la cotidianeidad de tantas parejas nuestras, en un momento del mundo en que es tan dificil esta estabilidad de la profunda amistad de la que nos habla el Papa Francisco."
'La experiencia estética del amor -continuó leyendo el prelado- se expresa en esa mirada que contempla al otro como un fin en sí mismo, aunque esté enfermo, viejo o privado de atractivos sensibles. La mirada que valora tiene una enorme importancia, y retacearla suele hacer daño. ¡Cuántas cosas hacen a veces los cónyuges y los hijos para ser mirados y tenidos en cuenta! Muchas heridas y crisis se originan cuando dejamos de contemplarnos. Eso es lo que expresan algunas quejas y reclamos que se escuchan en las familias: «Mi esposo no me mira, para él parece que soy invisible». «Por favor, mírame cuando te hablo». «Mi esposa ya no me mira, ahora sólo tiene ojos para sus hijos». «En mi casa yo no le importo a nadie, y ni siquiera me ven, como si no existiera». El amor abre los ojos y permite ver, más allá de todo, cuánto vale un ser humano.'
"En este momento en que nos usamos tanto unos a otros, hay tanta manipulación, qué importante es la contemplación, este aspecto que tiene el amor cotidiano de valorar a quien tengo al lado, mas allá de circunstancias inmediatas, más allá de dificultades."
'La familia es el ámbito de la socialización primaria, porque es el primer lugar donde se aprende a colocarse frente al otro, a escuchar, a compartir, a soportar, a respetar, a ayudar, a convivir. La tarea educativa tiene que despertar el sentimiento del mundo y de la sociedad como hogar, es una educación para saber «habitar», más allá de los límites de la propia casa. En el contexto familiar se enseña a recuperar la vecindad, el cuidado, el saludo.'
"Las cosas mas sencillas que hacen a nuestra inmediata relación social las aprendemos en casa, en esa iglesia doméstica."
"Pidámosle a San Isidro Labrador que nos ilumine para vivir cada día mejor nuestra vida familiar con esta conciencia de misterio. Abiertos a la sorpresa del misterio del otro, que no es alguien a quien termino de conocer y de agotar", reflexión el titular de la diócesis.