Procesión, misa y festejo popular por la Nuestra Señora de Lourdes
A pesar de las altas temperaturas, se llevaron adelante este miércoles 11 de Febrero las actividades centrales de las fiestas patronales de Nuestra Señora de Lourdes.
Como sucede en todo el mundo los fieles devotos de esta advocación de la Santísima Virgen María, peregrinaron por las calles de Beccar en el día en que la diócesis de San Isidro cumplía un nuevo aniversario de su creación, en 1957.
La imagen de la Santísima Virgen partió poco después de las 19:00 del templo de Posadas 312, en Beccar, transportada por una unidad de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de San Isidro, y recorrió las calles Charcas, Julián Navarro, Gral. Paz, retomando Posadas hasta regresar a la parroquia.
El obispo diocesano, monseñor Oscar V. Ojea, y el párroco, Guillermo Carbó, participaron de la peregrinación y fueron quienes celebraron la misa desde las 20:00 en el altar instalado en la calle lateral del templo. Entre los fieles, además de devotos de la Virgen de otros distritos, se encontraban el intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, acompañado de su hija Macarena, y el concejal Andrés Rolón.
Luego de la lectura de una carta de San Pablo referida a la importancia que tiene para la Iglesia cada uno de sus miembros, y del Evangelio según San Lucas sobre la visita de la Virgen a su prima Isabel, el obispo Ojea reflexionó sobre el lema de estas fiestas patronales "Madre, danos una mirada misericordiosa para valorarnos los unos a los otros".
"Hay miradas indiferentes, que no se detienen en el otro. Miradas que no advierten absolutamente nada, como si el otro no existiera. Hay otras miradas que se detienen un poco más, pero son miradas que nos hacen sentir extraños, sospechados, que no somos de su grupo."
Destacando que la mirada de Jesús es la mirada de su Santísima Virgen, Ojea señaló la actitud del Salvador para con Mateo o Zaqueo, hombres que estaban dedicados a sacar provecho de la necesidad de su pueblo. Y la mirada de compresión "ante tanta debilidad" hacia Pedro después de haberlo negado.
"Somos vulnerables, somos frágiles. Nos pueden lastimar, nos pueden herir, somos débiles, no podemos todo. Cuando el Señor nos mira con esa mirada aprendida de María acepta nuestra miseria para sanarme y devolverme la dignidad. Jesús me dice que confía en mí, que valgo. Me siento persona y puedo cambiar."
"Una vez que yo experimento en mí mismo la misericordia de Dios, cómo Dios mira mi pobreza, mi fragilidad, puedo abrir mi corazón y practicar la misericordia", dijo el obispo entre otros conceptos.
Antes de la consagración del pan y el vino, el párroco invitó a los fieles a realizar un simple gesto que se había imaginado en la visita a Santos Lugares con la comunidad. Con cada pequeño tramo de cinta que se había entregado a cada uno debía formarse un largo lazo que significara el interés en estar cerca del prójimo. Así fue realizado y el fruto de ese gesto se dispuso frente a la imagen de la Virgen, sobre la derecha del improvisado altar.
Concluída la Santa Misa hubo festejo popular que incluyó música, parrilla y kermesse.
