Dar, evangelizar, dejar actuar al Espíritu, 'esa es nuestra revolución', dijo el Papa Francisco en Quito
El tercer día del Santo Padre en Ecuador comenzó con un encuentro privado con los obispos del país, en el Parque del Bicentenario, poco antes de la misa.
Allí más de un 1.000.000 de personas coreaban desde primeras horas de la mañana slogans como: "¡Francisco amigo, estoy haciendo lío!", "¡Te queremos, Francisco, te queremos!" y "¡Esta es la juventud del Papa!"
A las 10:00, Francisco empezó su recorrido de 4 kilómetros en el papamóvil, desde donde pudo saludar y bendecir a la alegre multitud. Cientos de banderas no solo ecuatorianas, sino también de otros países latinoamericanos, se alzaban ante el paso del Pontífice.
Al igual que el lunes en el Palacio Presidencial, unos grandes arreglos florales con 80.000 rosas donadas por los cultivadores, decoraban el altar desde donde el Papa ha celebrado la eucaristía.
El pontífice llevaba una casulla con decoraciones típicas indígenas y la segunda lectura fue leída en lengua quechua.
Durante la homilía de la misa dedicada a la evangelización de los pueblos, y en la que han concelebrado 2.000 sacerdotes, el Papa ha indicado que la evangelización no consiste en hacer proselitismo, sino en atraer con nuestro testimonio a los alejados, en acercarse humildemente a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes para decirles: "El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor".
La evangelización, aseguró el Papa, "puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías". Ha advertido además que es impensable "que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica".
El Papa exhortó a los presentes a ser un testimonio de comunión fraterna que se vuelva resplandeciente. "Qué lindo sería que todos puedan admirar cómo nos cuidamos unos a otros", ha observado Francisco.
"Darse" significa "dejar actuar en sí mismo toda la potencia del amor que es el Espíritu de Dios y así dar paso a su fuerza creadora". Para concluir, ha asegurado que "ésto es evangelizar", "ésa es nuestra revolución, porque nuestra fe siempre es revolucionaria", "ése es nuestro más profundo y constante grito".
Al finalizar la misa, Fausto Gabriel Trávez Trávez, arzobispo de Quito y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, aseguró que "nuestro pueblo tiene hambre de Dios" y que "necesitamos una palabra de esperanza que nos ayude a renovar la fe". De este modo indicó que "sabemos que sus palabras están llenas de la acción del Espíritu Santo. Cuando Su Santidad nos habla de misericordia, de amor, de ternura, de fraternidad nos muestra el mensaje claro del Evangelio que se actualiza, por acción del Espíritu Santo, en cada persona frente a las necesidades del mundo de hoy".
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