Este miércoles -25 de Marzo- fue oficiada la misa de las 19:00 en la Catedral de San Isidro celebrando la Fiesta de la Encarnación.
Al celebrarse la Fiesta de la Encarnación, con la que la Iglesia celebra el orígen de la vida de Jesús en el seno maternal de la Virgen María, también se reza por los niños por nacer.
La celebración eucarística oficiada por el obispo de la diócesis de San Isidro, monseñor Oscar V. Ojea, y por los presbíteros Juan Ignacio Ibañez e Ignacio Dodds, asesores de las asociaciones Grávida y La Merced Vida respectivamente, convocó representantes y colaboradores de ambas entidades, dedicadas a asistir a mujeres que viven embarazos de riesgo o que sufren el síndrome post aborto.
Luego de la lectura del profeta Isaías (que vivió 700 años antes de Cristo), en donde anuncia el nacimiento del hijo de Dios del seno de una virgen; de la carta a los Hebreos cuando se rechaza todo sacrificio, excepto el del Salvador; y del Evangelio de San Lucas en que se recuerda el encuentro entre el ángel Gabriel a María, el obispo Ojea agradeció la presencia de los integrantes de Grávida y el CAM por su tarea en favor de la vida.
Recordando un salmo en el que se pondera la maravilla de la naturaleza y aparece la pregunta de por qué Dios pone su dedicación en el hombre, Ojea citó la constitución pastoral Gaudium et Spes en donde está claro que "el hombre es la única creatura que Dios hizo para sí, para su amistad, por eso lo hizo a su imagen y semenjanza".
"La vida humana por ser creación de Dios, es santa, es sagrada. La Iglesia no defiende la vida por una cuestión filantrópica, defiende la vida porque ahí está Dios."
El obispo destacó también las tres cosas más importantes que dice el ángel a María: "alégrate", "no tengas miedo" y "no hay nada imposible para Dios".
"Cada persona llamada a la vida tiene una misión en este mundo y es irreemplazable. Si se ciega la fuente de la vida hay misiones que quedan incumplidas, hay tareas, hay aportes que el mundo pierde irremisiblemente para la riqueza de todos."
La vida que nos trae Jesús "siempre es digna, jamás puede ser pisoteada, en ninguna instancia de su crecimiento o desarrollo. Porque pisotear a un niño, a un joven, a un anciano es tocar al mismo Dios que está allí presente".
Momentos antes de la finalización de la misa, y luego de que una mujer relatara su experiencia personal de superación y defensa de la vida de sus hijos, el obispo Ojea bendijo especialmente a las mujeres embarazadas que se encontraban en el templo.