Misa en memoria de Aldo Garrido a 5 años de su muerte
A las 20:00 de este lunes -17 de Febrero- el obispo de la diócesis, monseñor Oscar V. Ojea, ofició la misa en memoria del capitán Aldo Garrido, a cinco años de su fallecimiento.
De la celebración eucarística participaron su viuda, Marta Barberis, acompañada de familiares, miembros de la policía de la provincia de Buenos Aires, funcionarios -entre ellos el intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, el subsecretario de Seguridad Ciudadana, Dr. Federico Suñer-, el presidente del Concejo Deliberante, Dr. Carlos Castellano, los concejales Andrés Rolón y Federico Gelay, además de miembros de la Cámara de Comercio e Industria y de otras instituciones locales.
Luego de las lecturas (la Carta de Santiago, sobre cómo se fortalece el hombre al aceptar las pruebas que se presentan, y el Evangelio según San Marcos, cuando los fariseos ponían a prueba a Jesús pidiéndole un signo extraordinario), el obispo diocesano reflexionó en la homilía: "Una vez más como todos los años nos reunimos en esta oración común para recordar -que quiere decir "volver a hacer pasar por el corazón"- una realidad que fue trágica ya que supuso la entrega total de la vida por su pueblo, pero, al mismo tiempo una realidad que encontró en los vecinos de San Isidro una actitud nada común, el afecto en el buscar juntos la justicia. Como muy pocas veces nosotros recibimos al pueblo unido. Recuerdo que muchos contaban anécdotas de la vida ordinaria, en una relación casi familiar que tenía con este servidor público".
Monseñor Ojea reflexionó sobre "ese momento en que el pueblo vibró, en que entró en profunda comunión, sin distinguir de qué partido sos, a quién votaste, qué religión tenés, sino valorando la institución policial", y expresó un deseo "recuperar el cariño por la institución, por aquellos hombres que se arriesgan por proteger la vida cotidiana".
"Ofrecemos esta misa por la institución policial en momentos difíciles, duros, y también por los vecinos que vivieron esta situación como una oportunidad para expresar que vivimos en comunión dentro de la pluralidad que como argentinos podemos tener. Por sus familias, por cada uno de nuestros policías, por nuestra patria y nuestro país".
Finalizada la Santa Misa el obispo Ojea bendijo una imagen de San Isidro Labrador que luego le fue entregada a MartaBarberis, como símbolo de una devoción de la comunidad que tanto agradece por haber tenido al capitán Aldo Garrido recorriendo sus calles.
Junto al intendente, y consultada sobre cómo sentía, la viuda del querido policía expresó "contenida, por todo el pueblo de San Isidro, que no lo olvida gracias a Dios. El busto está lleno de flores, es un gusto. Muchas gracias por acompañarnos".
Por su parte, el Dr. Posse, señaló "Pasan los años y es justo no olvidarse de las personas. Estoy acá como vecino y acompañando a Marta, porque para que hubiera un Garrido tenía que haber una mujer detrás que lo acompañara, que lo esperara en su casa. Pasan los años y nos seguimos emocionando con las cosas buenas. San Isidro da estas oportunidades."
Garrido fue ultimado por una pareja de delincuentes el 17 de Febrero de 2009 cuando asaltaban un local de ropa ubicado en Chacabuco 361, en pleno centro comercial sanisidrense. Néstor Luque y Débora Acuña, los responsables de la muerte de este emblemático policía que durante 30 años custodió las calles de la zona, fueron detenidos y condenados por la justicia con la pena de prisión perpetua.
Lecturas:
Carta de Santiago
Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor, saluda a las doce tribus dispersas en medio de las naciones. Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas. Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada. Si alguno de ustedes ve que le falta sabiduría, que se la pida a Dios, pues da con agrado a todos sin hacerse rogar. El se la dará. Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento. Esa gente no puede esperar nada del Señor, son personas divididas y toda su existencia será inestable. El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora, y el rico, cuando se ve rebajado; porque pasará como la flor del campo. Se levanta el sol y empieza el calor, seca la hierba y marchita la flor, y pierde toda su gracia. Así también el rico verá decaer sus negocios. Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba, porque, después de probado, recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que lo aman. Que nadie diga en el momento de la prueba: «Dios me quiere echar abajo.» Porque Dios está a salvo de todo mal y tampoco quiere echar abajo a ninguno. Cada uno es tentado por su propia codicia, que lo arrastra y lo seduce; la codicia concibe y da a luz el pecado; el pecado crece y, al final, engendra la muerte. Hermanos muy queridos, no se equivoquen: son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras. Muy libremente nos dio vida y nos hizo hijos suyos mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos la flor de su creación. Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse, pues la ira del hombre no realiza la justicia de Dios. Por eso, rechacen la impureza y los excesos del mal y reciban con sencillez la palabra sembrada en ustedes, que tiene poder para salvarlos. Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos. El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era. Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla. Si alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale. La religión verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la corrupción de este mundo.
Santo Evangelio según San Marcos
Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: “¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo”. Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.