El obispo de la diócesis de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, dió a conocer una reflexión en torno a la peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Luján que se llevará a cabo en Octubre.
El texto es el siguiente:
El 6 de octubre vamos a Luján. Es la peregrinación juvenil al Santuario de Luján.
La primera vez que fui a Luján tenía quince años. Fui con un amigo, fui a pedir por mi vocación. Salíamos de Flores en aquel tiempo porque era la peregrinación de los que la organizaban, los peregrinos a pie, no existía la peregrinación juvenil.
Cuando llegué a Liniers, con toda la soberbia de mis quince años, vi pasar una señora que tendría cerca de sesenta, para mí era una vieja, entonces le dije a mi amigo "esta vieja no llega ni hasta Ciudadela. Mi sorpresa fue tremenda cuando, pasando Rodríguez, yo caminaba bien pero ya estaba cansado, veo que la señora pasa al lado mío y va adelante. Yo no lo podía creer.
La peregrinación a Luján es la oración del cuerpo. Reza nuestro cuerpo cuando va la Virgen, reza nuestro cansancio. Y lo hacemos juntos, rezamos juntos. Es como volver a confirmar que somos parte de un pueblo. Más de un millón de peregrinos llegan a Luján en esta peregrinación. Van llegando desde la noche del día anterior. Ya, ahora, me ha tocado ir a confesar a la noche a Luján. Es hermosísimo ver cómo a toda hora de la noche van los peregrinos que después de tocar la Virgen, la larga caminata, mucho de ellos se confiesan. Son confesiones realmente muy fuertes. Sin ser obispo de San Isidro, recuerdo haber confesado tanta gente, de San Fernando, de Virreyes, del Tigre, en esas noches que pasé en la Basílica esperando la Misa de 7, que era la Misa en que los obispos participábamos.
Yo les deseo una hermosa peregrinación. El lema de este año es "Madre ayúdanos a Trabajar por la Justicia" y coincide con el deseo de los obispos de llegar a un Bicentenario sin pobres ni excluidos, construir una Patria más justa, más fraterna, más humana. Pidámoselo con confianza a nuestra madre y ofrezcámosle una vez más esta oración del cuerpo, este cansancio, este caminar juntos por amor a ella para que ella siga protegiendo al pueblo argentino, siga estando al lado de él ya que quiso quedarse para siempre con nosotros. "Madre de Luján ayúdanos, especialmente en este momento que tanto te necesitamos".
Quiero dirigirme especialmente a toda la gente que va en los apoyos. Qué importantes son los apoyos para el peregrino. Cómo esperan el agua, el alimento, ese sentirse acompañados, ese masaje, ese descanso, ese tiempo importante, en el que decimos simplemente cómo estamos o no decimos nada y nos quedamos un rato así sintiendo que se nos está acompañando.
Y es toda la comunidad la que acompaña, ahí experimento la fuerza de la comunidad, experimento que no estoy solo, y es también experimentar una parte de la vida de la iglesia. No estoy solo. Si tengo fe de verdad, si le pido a la Virgen que me acompañe, no me va a dejar solo sino que me va a regalar una familia que también me acompaña en el camino como puede y este modo de acompañar, estando en vela a la noche, los jóvenes lo agradecen de un modo particular, Yo les agradezco de todo corazón el que vayan junto a ellos, el que estén junto a ellos y el que se organicen para tener, cada peregrinación, un mejor servicio para hacer de ella una peregrinación verdaderamente gozosa y esperanzada.
Que Dios los bendiga. Les doy la bendición a los que peregrinan y a todos aquellos que los van a acompañar de distintos modos.
Que los bendiga Dios todopoderoso por la intercesión de la Madre de Luján el que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Mñor. Oscar V. Ojea.