"Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa". Eso que anteriormente no estaba en las manos de Jesús, ahora el Padre se lo pone en sus manos: y no unas cosas sí y otras no, sino todas.
David había dicho: "Dijo el Señor a mi señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies" (sl 109,1). Los enemigos de Jesús, en efecto, formaban parte de todo aquello que él sabía que su Padre le daba… A causa de aquellos que se habían alejado de Dios, él mismo se alejó de Dios, él que por naturaleza no quiere salir del Padre. Salió de Dios a fin de que todo aquello que se había alejado de Dios, volviera de nuevo a él, y los llevaba entre sus manos, cerca de Dios, según su designio eterno…
¿Qué es, pues, lo que hacía Jesús lavando los pies a sus discípulos? Lavándoselos y enjugándoselos con una toalla que se había ceñido, Jesús ¿no devolvía la belleza a estos pies para el momento en que irían a anunciar la buena noticia? Me parece que es entonces cuando se cumple la palabra profética: “¡Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la buena noticia!" (Is 52,7; Rm 10,15).
Pero, si lavando los pies a sus discípulos, Jesús hace que éstos se vuelvan bellos, ¿cuál no será la verdadera belleza de aquellos a quienes él sumerge enteramente "en el Espíritu Santo y el fuego" (Mt 3,11)? Los pies de los apóstoles se han embellecido a fin de que… puedan poner el pie sobre el camino santo y andar en aquél que ha dicho: "Yo soy el Camino" (Jn 14, 6).
Porque a quienquiera que Jesús haya lavado los pies, y sólo él, sigue el camino de vida que conduce al Padre; en este camino no hay lugar para los pies sucios… Para seguir este camino viviente y espiritual (Heb 10,20)…, es preciso tener los pies lavados por Jesús que se había quitado el manto… a fin de tomar en su propio cuerpo la impureza de sus pies con la toalla que fue su único vestido, porque “es él quien soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores" (Is 53,4) | Orígenes (185-253), presbítero y teólogo.
Benedicto XVI explica el Triduo Pascual
La catequesis del Papa en la Plaza San Pedro, con motivo de la audiencia general, fue dedicada a explicar el significado del Triduo Pascual.
"El criterio que ha guiado cada opción de Jesús durante toda su vida fue su fuerte voluntad de amar al Padre y serle fiel; esta decisión de corresponder a su amor lo empujó a abrazar, en cada circunstancia, el proyecto del Padre, a hacer suyo el diseño de amor encomendado a recapitular todas las cosas en Él, para reconducir a Él cada cosa. En el revivir del Santo Triduo, dispongámonos a acoger también nosotros, en nuestra vida, la voluntad de Dios, conscientes que en ella se encuentra nuestro verdadero bien, la vía de la vida.", señaló el Santo Padre.