Al presidir el rezo del Angelus el domingo 6 de Febrero en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI alentó a los cristianos a ser luz del amor de Dios en medio de las tinieblas de la indiferencia y el egoísmo del mundo para darle sentido a la vida de los hombres.
Ante los miles de fieles reunidos, el Santo Padre se refirió al Evangelio de este domingo en el que el Señor Jesús le recuerda a los apóstoles que ellos "son la sal de la tierra y la luz del mundo".
"Con estas imágenes ricas de significado, Él quiere transmitirles el sentido de su misión y testimonio".
La sal, explicó el Papa, "en la cultura de Medio Oriente, evoca diversos valores como la alianza, la solidaridad, la vita y la sabiduría. La luz es la primera obra de Dios Creador y es fuente de la vida, la misma Palabra de Dios es comparada a la luz, como dice el salmista 'Guía de mis pasos es tu palabra, luz para mi camino'".
"La sabiduría reasume en sí los efectos benéficos de la sal y la luz. De hecho, los discípulos del Señor están llamados a darle un nuevo sabor al mundo, y a preservarlo de la corrupción, con la sabiduría de Dios, que resplandece plenamente en el rostro del Hijo, porque Él es la 'luz verdadera que ilumina a todo hombre'".
"Unidos a Él -prosiguió- los cristianos pueden difundir en medio de las tinieblas de la indiferencia y el egoísmo, la luz del amor de Dios, verdadera sabiduría que le da significado a la existencia y la acción de los hombres".
En su saludo en español, Benedicto XVI se dirigió de manera particular a los grupos de las parroquias de Cristo Rey, de Zamora, de la Resurrección del Señor, de Segovia, y de Santa Joaquina de Vedruna, de Barcelona.
"Con la liturgia de hoy, invito a todos a ser reflejo del amor de Dios mediante las buenas obras, y a ser así luz del mundo y sal de la tierra, que inspire en todos el horizonte de la verdadera razón de su existencia y la esperanza suprema que Cristo ha traído a la tierra. Que la Virgen María os proteja y acompañe en el camino de la fe. Feliz domingo", concluyó.