A sus 39 años Mark Wahlberg -actor de películas como Los infiltrados, El planeta de los simios, La tormenta perfecta, Desde mi cielo, El tirador, entre otras- presume de vida familiar estable (todo un logro en la selva hollywoodiense), es padre de familia numerosa -cuatro hijos- y está casado por Iglesia.
Asegura que todo lo bueno que tiene en la vida se lo debe a la fe católica y lamenta que haya quien se acuerde de Dios cuando todo va mal y se olvide de Él cuando las cosas vuelven a su cauce. "Doy gracias a Dios durante todo el día. Si hoy se acabara la vida para mí, estaría feliz del maravilloso viaje que he hecho", dijo el actor a la revista Time, que el pasado agosto le dedicó la sección "10 preguntas". Y es cierto eso de que Wahlberg no es de los que se acuerda de Santa Bárbara sólo cuando truena: visita la iglesia a diario y asiste a misa todos los domingos, acompañado de su familia.
Y todo esto ¿Por qué es noticia? Porque hace unos años ni el guión más osado habría retratado al Wahlberg que hoy exhibe orgulloso su fe. Nacido en una familia irlandesa y educado en la fe católica, Wahlberg (el más chico de 9 hermanos) creció sin demasiado control por parte de sus progenitores, que se separaron cuando él tenía 11 años. Abandonó pronto la costumbre de ir a clase y dedicó su tiempo a vender drogas y cometer pequeños robos hasta que, durante un atraco, hirió a un hombre y fue condenado a pasar 45 días en la cárcel de Deer Island.
De su paso por la prisión el actor sacó en claro que su vida tenía que cambiar, y mucho. Redescubrió a Dios y se acercó de nuevo a la fe católica. Al salir de la cárcel, se centró en el trabajo y comenzó una brillante carrera que le llevaría por escenarios musicales, con el grupo Marky Mark & the Funky Bunch, por los carteles publicitarios como modelo de Calvin Klein y, por fin, el cine.
Pero fue a principios de 2000 cuando verdaderamente la vida de Mark cambió. Después de numerosas relaciones amorosas con estrellas de Hollywood conoció a la modelo Rhea Durham. Se acercó a ella atraído por su aspecto físico -"fue sexo a primera vista, no porque lo tuviéramos, sino porque era lo que yo quería", bromea el propio Wahlberg- y se encontró a una mujer con las ideas claras. Aunque convivieron juntos -se casaron cuando ya tenían tres hijos-, desde que empezó a salir con la que ahora es su mujer Mark se niega a posar ligero de ropa y rechaza las escenas subidas de tono.
Desde su recorrido vital se le pide: "¿qué consejo le da a su hijos para que no cometan los mismos errores?". A lo que responde: "ahora, antes de aceptar un papel, quiero asegurarme de que me queda tiempo para mis hijos y puedo estar comprometido con cada aspecto de su vida. Mi mujer y yo tratamos de inculcarles los valores más importantes, y la fe es el más importante".
Ahora asegura que su fe es "consuelo, sentido, todo" y que por ella se ha arrepentido del mal que ha hecho a muchos a lo largo de su vida, a los que dice haber pedido "perdón frecuentemente".
Consciente de la necesaria presencia de los padres en casa durante la infancia -quizá porque él no la disfrutó-, se esfuerza por implicarse en todos los aspectos de la educación de sus hijos. "Intento transmitirles valores, la fe como el más importante de todos", dice. Y, además, dedica tiempo y dinero a su fundación, creada con la intención de evitar que otros jóvenes cometan los mismos errores que él cometió durante su adolescencia.
Para muchos, el actor está en el mejor momento de su carrera y ha revelado que este éxito "va de la mano con mi reencuentro con Dios a través de la Eucaristía". Wahlberg sostiene que por propia determinación asiste a la Misa dominical y "si es necesario interrumpo la filmación, pero no dejo de ir a Misa. Es mucho más importante que el trabajo".
Su última película -The Fighter- recorre la vida real de un boxeador y la anterior -The other guys- ha sido éxito de taquilla en los Estados Unidos.
Un nuevo triunfo laboral de Wahlberg, quien, a pesar de todo, sigue convencido de que su mejor papel es el de padre de familia.
In God I trust
En referencia a la publicación de sus declaraciones en la revista ‘Time’, llama la atención el hecho de que, así que como en la edición impresa aparece su imagen con la firma del actor junto a las palabras -de su puño y letra- ‘In God I trust’ (en Dios confío), mientras que en la versión digital omiten esta frase y sólo aparece la imagen.