Miles de fieles y peregrinos se dieron cita en el mediodía del domingo 14 de Febrero en la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana recordó que la verdadera revolución del amor tan necesaria para el ser humano es aquella traída por Cristo y basada sobre su Cruz y su Resurrección.
“El año litúrgico es un gran camino de fe que la Iglesia realiza siempre presidida por la Virgen Madre María”, dijo el Pontífice. El Santo Padre, meditando sobre el pasaje de las bienaventuranzas afirmó que estas “se basan en el hecho de la existencia de la justicia divina que eleva a quien ha sido humillado y abaja a quien es exaltado. Esta justicia y esta bienaventuranza se realizan en el Reino de los Cielos que tendrá su realización al final de los tiempos pero que ya se manifiesta en nuestra historia. Ahí donde los pobres son consolados ahí se manifiesta la justicia de Dios. Es esta la tarea que los discípulos del Señor están llamados a realizar en la sociedad actual”, continuó el Papa.
Más adelante recordó el Mensaje para la Cuaresma de este año, dedicado al tema de la justicia. “El Evangelio de Cristo –dijo- responde positivamente a la sed de justicia del hombre, pero en modo inesperado y sorprendente. Jesús no propone una revolución de tipo social y político, sino la revolución del amor, que ya ha realizado con su Cruz y con su Resurrección”.
Finalmente el Santo Padre invitó a dirigirse a María, dejándose guiar por Ella “en el camino de la Cuaresma, para ser liberados de la ilusión de la autosuficiencia, reconocer que tenemos la necesidad de Dios, de su misericordia, y entrar así en su Reino de justicia, de amor y de paz”. A continuación el Papa rezó el Angelus con todos los presentes, saludó en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.