[2009] El profesor Carlos Alberto Sacheri fue asesinado en San Isidro el 22 de Diciembre de 1974.
“Sacheri se caracterizó por ser primero y como profesión y deber de estado, un filósofo. Como tal estudió, meditó y contempló la Verdad, se doctoró, enseñó a nivel de investigación, a nivel universitario y de divulgación. Su especialidad fue la filosofía práctica, esto es, la filosofía de las cosas humanas, del actuar del hombre. Estudió científicamente, como filósofo de profesión, el acto humano. Desarrolló con excelencia las «técnicas de acción apostólica». Sintió a lo vivo que el amor a la Verdad se manifiesta viviéndola, y la encarnó como nadie, viviéndola, enseñándola positivamente y combatiendo el error. Combatió el error no sólo en sus principios, sino en sus aplicaciones… Hombre con capacidad teorética como el que más. Hombre de pensamiento como nadie. Y hombre de acción… ¡Qué discípulo de Santo Tomás: «Transmitir a otros lo contemplado»! Hasta la muerte. Literalmente.”
Su testimonio cristiano inmaculado, como esposo y padre de familia, amigo, investigador, docente e impulsor de innumerables iniciativas de restauración cívico-social de inspiración cristiana, lo signó como blanco predilecto de las fuerzas anticristianas y en pleno auge de la violencia terrorista de orientación marxista, el 22 de Diciembre de 1974, luego de asistir a la Santa Misa como lo hacía diariamente, fue asesinado inicua y cobardemente por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), en presencia de su esposa y de sus siete hijos, el mayor de 14 años y la menor de tan sólo 2 años de edad. Tenía 41 años.
Días después de su asesinato, sus autores remitieron una carta a la revista Cabildo, adjudicándose cínicamente el crimen, al igual que el de otro insigne pensador católico, sucedido un mes antes: “Nos dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos… en las personas de los queridísimos aunque extintos profesores Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri… Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y el nuevo ‘ordo missae’ y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía…”
Su vida ejemplar y su muerte mártir, no se entienden si no tenemos presente que “ante todo y por encima de todo, Sacheri era un apóstol. Esa era la tarea esencial de su vida: Luchar en pro de la consagración del mundo y del país a Cristo, para que el Señor de las naciones reine efectivamente en ellas. En ese sentido, Sacheri era uno, católico íntegro, idéntico con su Fe. En este tiempo de tantas traiciones, de católicos que lo son en casa y no en la función pública, en casa y no en la universidad, Sacheri lo era siempre y en toda circunstancia.”
-> Héctor Hernández