En el salón "Monseñor Menini" [Anchorena 450, San Isidro], contigüo a la iglesia catedral, se llevó a cabo en la mañana de el lunes 7 de Diciembre poco después de las 11:00 la conferencia de prensa ofrecida por monseñor Oscar Vicente Ojea, el recientemente nombrado obispo coadjutor de la diócesis de San Isidro.
El encuentro se inició con las breves palabras del obispo Alcides Jorge Pedro Casaretto, quien luego de pronunciarlas se retiró, dejando al periodismo con en nuevo prelado.
Monseñor Ojea (63 años de vida, 37 años de sacerdote y 3 como obispo auxiliar en Buenos Aires) comenzó agradeciendo el gesto ("de valentía, de nobleza, de renunciamiento") de Casaretto de ver con claridad la necesidad de ir cediendo funciones con vistas a su pronta renuncia por cuestiones de edad. "Es como una ley de la Iglesia, hay ciertos ocultamientos misteriosos -dijo en referencia a la reflexión que habrá llevado al actual obispo a pedir un coadjutor-, que van preparando otros frutos", dijo Ojea.
"Quiero decirles con honestidad que no conozco San Isidro, que necesito recorrer la diócesis, conocer bien su realidad. Se que existen contrastes fuertes económico-sociales y ya que el Santo Padre me ha designado, ayudaré en lo que pueda, escucharé, trataré de ir incorporando gradualmente a la diócesis, ir conociendo a los sacerdotes y a los fieles."
Frente a la pregunta sobre sus expectativas sobre el inicio de sus funciones, monseñor Ojea señaló que tiene una "admiración personal por él -por Casaretto- y por su tarea, así que mi primera expectativa es aprender. En lo pastoral es bueno tener una actitud de aprendizaje."
Posteriormente se explayó sobre la pastoral social, definiéndola "una forma de acompañar a los más pobres, luchando para que haya una mayor equidad, una mayor justicia y para que podamos vivir una patria más humana, mas justa, mas cristiana. En una primera instancia yo estaría mas en lo práctico porque tengo que recorrer la diócesis", dijo el obispo coadjutor.
"Yo creo que el gran desafío es cómo construir puentes, para que pueda haber una verdadera hermandad -señaló en torno de las grandes distancias socioeconómicas que se dan en la diócesis-, y creo que puedo tener un perfil para estar con cualquier tipo de gente, sin ninguna dificultad, y buscar puntos de unión, de contacto, sean cuales fueren. Si no entramos en este individualismo feroz, del sálvese quien pueda. Tenemos que ver cómo construir una comunidad, qué nos puede motivar para una mayor responsabilidad social".
En cuanto a su postura frente al trabajo con los jóvenes, monseñor Ojea indicó que "todo lo que tiene que ver con Pascua Joven, con lo trabajado por monseñor Casaretto en su acercamiento con la actividad juvenil yo lo profundizaría pero, haciendo una comparación con Buenos Aires, la juventud católica fuerte está en las villas en este momento, no está en la clase media. La tarea pastoral de la Iglesia en las villas de emergencia -en la Capital Federal- ha ido formando verdaderos grupos, una tarea preventiva extraordinaria. Me gustaría que en la provincia de Buenos Aires podamos tener jóvenes de todo tipo que respondan a las distintas realidades."
Presentada la realidad diocesana de una gran cantidad de colegios con orientación religiosa y un conocido trabajo pastoral con jóvenes, Portal UNO pidió su opinión al flamante obispo coadjutor sobre la ausencia de vocaciones sacerdotales (según sabemos no hay inscriptos para ingresar al seminario en el 2010) y sobre la dramática situación dada por importante número de sacerdotes formados en San Isidro que claudican de su compromiso, poco tiempo de consagrarse.
"La pregunta no es fácil, es compleja. Yo creo que la deserción de los sacerdotes y la falta de las vocaciones es un problema de gran parte de la Iglesia Católica, no sólo de San Isidro. Yo pienso que nosotros, los sacerdotes, tenemos la obligación de dar testimonio de alegría verdadera de nuestro ministerio y, además, hablar claramente de la vocación sacerdotal. Creo que el tema vocaciones va a depender muchísimo de los sacerdotes, de su testimonio, de la oración constante y especialmente eucarística. El Señor no nos puede dejar sin sacerdotes, tenemos que convencernos de eso y pedírselo."
"Con respecto a la formación, creo que tenemos que trabajar mejor las motivaciones últimas que nos llevan al ministerio, redescubrir qué significa en el mundo de hoy, ser pastor, el redescubrimiento de la 'paternidad", estamos en un mundo donde está en crisis la paternidad. Vemos cómo muchas veces los padres no asumen la responsabilidad de sus hijos, de alguna manera esto repercute, se reproduce en la Iglesia Católica donde el sacerdote es 'padre', no otra cosa. Yo creo que poniendo el acento en las motivaciones, en la oración, en el testimonio de los sacerdotes, con la gracia de Dios iremos saliendo porque nuestro pueblo necesita 'padres'".
Consultado sobre la acción de grupos pseudoreligiosos y sectas, que trabajan con cierto éxito en la captación de seguidores, monseñor Ojea reconoció que esta situación se da por "un abandono nuestro, por la falta de sacerdotes, de agentes pastorales. Creo que esto responde a una ausencia nuestra y ciertamente hay valores que nosotros tenemos que recrear, el recibimiento, la atención personalizada, el seguimiento de las personas. Esto lo tienen estas sectas y, ante la ausencia nuestra, esos huecos se van llenando."
Finalmente, el obispo Ojea se refirió -respondiendo a consultas de los periodistas- a la necesidad de fortalecer el trabajo con los novios previo al casamiento (para revisar el compromiso real que van a asumir), a una serie de servicios que pueden implementarse para atender las situaciones de crisis en los matrimonios, y a impulsar la promoción de modelos de valores trascendentes que balanceen los modelos de obsena ostentación que acercan los medios de comunicación a la comunidad.