Superar las injusticias con la fuerza del Evangelio
Miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus el domingo 4 de Octubre con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana explicó la dinámica interna de un Sínodo resaltando que aquello que lo caracteriza es la escucha a la voluntad del Señor para el bien del pueblo cristiano.
El Papa recordó cuanto ya había dicho en su homilía en la misa de apertura de la II Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos: “A 15 años de distancia (de la primera asamblea) esta nueva Asamblea se pone en continuidad con la primera, para verificar el camino realizado, profundizar algunos aspectos y examinar los desafíos más recientes” bajo el tema “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz”.
“El Sínodo es siempre una intensa experiencia eclesial, una experiencia de responsabilidad pastoral colegial frente a un aspecto específico de la vida de la Iglesia, o como en este caso, de una parte del pueblo cristiano determinada en base al área geográfica”, agregó.
Explicando la dinámica interna de un Sínodo el Papa dijo que “no se trata de una conferencia de estudio ni de una asamblea programática. Se escuchan discursos e intervenciones, se dialoga en los grupos, y todos sabemos bien que los protagonistas no somos nosotros: es el Señor, su Santo Espíritu, que guía la Iglesia. Los más importante, para todos, es escuchar: escucharse los unos a los otros, y todos juntos escuchar aquello que el Señor quiere decirnos”.
“Por ello –continuó- el Sínodo se realiza en un clima de fe y de oración, en religiosa obediencia a la Palabra de Dios. Al Sucesor de Pedro le toca convocar y guiar las Asambleas sinodales, reunir cuanto ha brotado de los trabajos y ofrecer las oportunas indicaciones pastorales”.
El Papa concluyó sus palabras recordando la “extraordinaria riqueza humana” del África, “tierra fecunda de vida humana, sin embargo marcada, lamentablemente, por tanta pobreza y sufriente por pesantes injusticias. La Iglesia se compromete a superarlas con la fuerza del Evangelio y la solidaridad concreta de tantas instituciones e iniciativas de caridad”.
Seguidamente se rezó el Angelus, el Papa saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.