El pecado, el delito, Lugo, la Iglesia y el enemigo dentro de casa
Como ocurre con el ritmo de las noticias (tan volátiles a veces) la novedad escandalosa del presidente de Paraguay respecto de la concepción de un niño cuando aún ejercía el sacerdocio y con una menor de edad, pasó rápidamente al humor político y a las ocurrencias picarescas con la aparición de, aparentemente, nuevos hijos traídos al mundo en similares circunstancias.
Lo de Fernando Lugo se suma a las incoherencias de muchos católicos (consagrados y laicos) que buscan amoldar la fe a sus debilidades, tormentos o equivocaciones.
Como cualquiera sabe, nadie sorprende a un hombre o a una mujer que elige la vida religiosa con la noticia de que deben ser célibes. Lo saben desde mucho antes de iniciarse en el seminario o la congregación, están años estudiando para llegar a ser hombres o mujeres dedicados libremente a Dios. Nadie los obliga. Eligen dos cosas (entre tantas): entregar su vida entera a Dios y, simultáneamente, a los hombres.
Deciden que, en cierto momento, todo estará dedicado a Dios, que serán exigidos, rechazados, elegidos o destacados como hombres de Dios. Que seguirán a Cristo y al Papa, que serán fieles a la Iglesia.
Lugo, como otros incoherentes, no declaró (aunque fuera luego de muchos años) que la vida religiosa no era lo suyo, que finalmente no podía sostener su compromiso con Dios (el que asumió libremente al ordenarse) y que, libremente, le decía a todos claudicaba.
Lugo eligió la simulación de seguir siendo sacerdote y realizar insinuaciones a una jovencita de 16 años. Y finalmente, acostarse con ella.
Y eso no alcanzó (parece) si son ciertos los dichos de otras dos mujeres que aparecieron por estos días.
Pero más grave que lo hecho por Fernando Lugo, al que se lo podrá considerar un hombre débil, un acomodaticio, un hombre mal formado para ser sacerdote, una burla para los hombres de Dios, es lo dicho por un sociólogo al que se lo consultó por estas horas sobre el escándalo paraguayo.
El sociólogo se llama Pedro Gorondi y se lo presentó como responsable de ciertas encuestas sobre temas religiosos con curiosos resultados.
Gorondi es licenciado en Sociología, egresado de la Universidad Católica Argentina en 1970. Realizó postgrados en EE.UU, ha ejercido la docencia en programas de la Secretaría de Gabinete y Gestión Pública (Sergio Massa), es consultor internacional en organización de empresas, especializado en Planeamiento Estratégico, recursos humanos y diseño de estructuras organizativas, es docente universitario en la Universidad de San Andrés, el ITBA, la Universidad CAECE, IDEA, Escuela Superior de la Prefectura Naval Argentina y el Instituto Nacional de Administración Pública.
Con ese bagaje de estudios y desempeños, Gorondi sostiene que la falta de vocaciones religiosas tiene un justificativo sexual, es decir, genital. Para Gorondi el "aislamiento" del sacerdote es angustiante y lo fuerza a la infracción.
Hasta aquí, lo del tal Gorondi podría ser una curiosa opinión y sólo eso. Pero él siempre fue más allá, para daño de la Iglesia y los fieles.
En el año 2004 la revista Noticias le consultó sobre algunos temas y él respondió. Vea el lector:
El divorcio El sociólogo Gorondi define a Jesús como "un líder revolucionario que estaba en contra del formalismo de las leyes religiosas". Y señala a la Iglesia como responsable de la "infelicidad" de los homosexuales porque les niega la actividad genital. Una tontería parecida señaló frente a los "vueltos a casar".
La anticoncepción El referente de temas religiosos Gorondi dice que la postura de la Iglesia con respecto a la anticoncepción es "absurda", significando la condena a la muerte y a la miseria de millones de personas. Y que por el rechazo a la anticoncepción (de la que el sociólogo no parece saber demasiado) hay una disminución dramática de la participación en la misa y en los sacramentos.
El aborto En este tema Gorondi, formado en la UCA y disertante en más de un encuentro pastoral, señala que la Iglesia no debe ser extremista en el principio de "no matar". Que hay casos donde matar no está tan mal..., y menciona los clichés de los embarazos por violaciones y cuando "está en peligro la vida de la madre", el argumento usado históricamente por los abortistas.
Lo lamentable de Lugo -y de otros débiles, flojos, incoherentes como él-, si bien es un duro golpe más a la feligresía católica paraguaya y del mundo, resulta menos grave que la del tal Gorondi. Porque sobre lo hecho por Lugo casi cualquiera puede tomar postura: para muchos será rechazo, para otros un justificativo para burradas como el celibato optativo, para otros un desliz que puede tener cualquiera...
Lo de Gorondi es, creo, más grave porque de él mucha gente no tendrá un concepto: Será un hombre que, desde la Iglesia, hablará, escribirá, dará clases, formará gente en sus particulares conceptos. Dará consejos, será "un referente", hábil, locuaz, ocurrente, y hasta sensible.
Y si no se está preparado o atento, algunos de los pareceres de este sociólogo irán filtrándose por las fisuras de más de un incauto. Y así, "sin querer", lo importante, lo noble, lo valioso, lo más alto, se enredará con "el punto de vista", lo bajo, "lo personal", lo relativo, lo que da lo mismo.
Lo difícil no es enfrentarse a un enemigo que está en la vereda de enfrente. Lo realmente duro es saber cómo enfrentar al enemigo cuando está en la propia casa.