[2004] - En la última edición de la boletín cuatrimestral de la Fundación Escolares [Monseñor Alberti 690, San Isidro] fue publicado un artículo referido a la visita hecha a la Escuela Nº 757 en la provincia del Chaco. Aquí lo transcribimos:
Acompañamos a Horacio Moschen, representante de Escolares en el noreste, en uno de sus recorridos por las escuelas del departamento General San Martín, en el Chaco. Entrevistamos a maestros y padres, quienes nos contaron como viven muchos de los alumnos que asisten alas escuelas.
Partimos de Resistencia a las ocho de la mañana. A las diez menos cuarto llegamos al anexo de la Escuela 757, donde a principios de este año, con fondos del programa "Futuro Cercano", de Coca Cola y Escolares, se apoyó un proyecto para construir la cocina y los baños y mejorar el salón de clases.
Luego, nos dirigimos a la Escuela 428, en la que un grupo de padres y maestros nos esperaba para mostrarnos las obras de mejora del edificio. El señor Benito Romero, padre de un alumno, nos comentó que hay familias que viven en la colonia pero que mandan los chicos a la escuela del pueblo. "Otros yo, que vivo más cerca de la ciudad, los mando a esta escuela por la atención que tiene".
En esta zona del Chaco existen las colonias, que son territorios rurales, producto de la organización social de la primera parte del siglo XX. Hilda Ester Brites, directora de la escuela 498, nos explicó que se las llama colonias porque vienen de la época de los inmigrantes, quienes colonizaron esos parajes. Sus habitantes los llaman campo: "Acá es Campo Winter, cerca de la ruta; donde está la escuela 757 es Campo Roffo, más allá es Campo Gamarra".
Algunas familias viven en tierras de propiedad de sus patrones; otras, en terrenos propios o comunitarios, como es el caso de las familias aborígenes. También hay una cantidad importante de familias que viven a orillas de las rutas provinciales de tierra, en terrenos de vialidad. Este último tipo de asentamiento llama la atención de quienes transitan por estas rutas, porque cambia la típica fisonomía de las "banquinas" de ruta con pastos altos y alambrados lejanos.
Cada uno o dos kilómetros, se encuentran casas de barro y paja con el patio de tierra bien apisonada y barrida, y con el terreno contiguo arado muy prolijamente. Sobre esto, Hilda Brites nos comento: "se trata de un movimiento, en el que la gente de los campos, los más antiguos, llevaron sus familias a San Martín. Hoy día siguen trabajando el campo, pero viven en la ciudad. Hay otros que se fueron a las ciudades, pero tuvieron que volver, y cuando lo hicieron, ya sin patrones, se empezaron a asentar ahí nomás, al costado de la ruta".
"Las familias viven así en terrenos de vialidad", continuó esta directora que hace todos los días 16 ki1ómetros en su motito para asistir al trabajo, "porque ahora ya no toman, como antes, personas para trabajar en los campos. Todo esta así prolijo porque ellos limpian para sembrar algodón y mandioca, entre otras cosas".
Con, o sin, plan Muchas de las madres de estas familias son las que asisten diariamente alas escuelas en la cocina. De esto nos contó una madre de la escuela 398 de Campo Araoz, quien ya des de hace casi 15 anos cocina todos los días para la escuela. "Empecé a venir cuando mi hija entro al jardín, hace 14 años, y la directora me pidió colaboración para cocinar y desde entonces que yo cocino para la escuela. A mi me gusta trabajar y mas ahora porque ahora, con el proyecto de Escolares, se ve. Yo estuve en esta escuela, por eso le digo, y he visto que antes no se hacia nada, entonces ahora te da mas animo".
"Nosotros estamos sobre vereda -siguió con su relato la señora-, y tenemos un poco de terreno donde plantamos para nosotros y siempre colaboramos con la escuela. También tenemos muchos pollos y unas chanchas".
Le preguntamos cuál era su sueño y respondió que antes soñaba con el agua, "pero ahora ya no, porque gracias a Escolares que nos apoyo un proyecto para la reparación del pozo de agua y la instalación de cañerías en la escuela y al INTA, que le prestó una platita a mi marido para comprar 300 metros de manguera, porque nosotros estamos acá cerquita, ahora tenemos agua".
La directora de la escuela, Alicia Tonzar, interrumpió para explicar que "la Fundación nos trajo la esperanza que el gobierno no nos daba. Con veinte años como maestra en escuelas de primera, cuando vine esperaba encontrar todo en orden, pero no. No teníamos ni agua, la municipalidad nos traía en un camión y teníamos que organizar campeonatos para pagar el combustible, así que cuando apareció Escolares fue la salvación. Llego en un momento muy crítico y nos dio esperanzas para poder rearmar la escuela".
