Comenzaron las clases para que adultos terminen sus estudios primarios
El Centro de Educación Municipal de Adultos Nº 1 abrió sus puertas en 2005 con el propósito de dar respuesta a una necesidad comunitaria: que todas las personas mayores de 18 años que no hayan realizado sus estudios primarios o los hayan abandonado y deseen terminarlos, puedan hacerlo. Es gratuita y se entregan certificados oficiales. Las clases son de lunes a viernes, de 8:30 a 11:30.
Raquel Quiroga, directora del Centro, afirma que este año creció la matrícula: "Se anotaron 50 y actualmente asisten 30; tenemos que hacer un trabajo de campo para que el resto de los inscriptos se decidan a comenzar". Y agrega que la inscripción está abierta todo el año.
"Tenemos muchos proyectos. El año pasado nos encontramos con que había chicos que egresaban y no querían dejar la escuela, entonces armamos un club de ex alumnos. Y con ellos, por ejemplo, vamos a preparar una huerta orgánica", dice la directora.
Susana Chazanavicius es la maestra de las cuatro áreas: lengua, matemática, sociales y naturales. "Los alumnos trabajan felices. Es absolutamente diferente a enseñar a niños, porque los adultos ya traen una experiencia de vida y están acá por elección propia. Están muy ansiosos por saber, por aprender y por terminar. Les cambia hasta la manera de pensar, empiezan a comprender la vida de otra manera", comenta.
María Luisa Velázquez, de 70 años, viaja desde Garín para asistir a las clases. "Mi hija y mi nieta vinieron a esta escuela, las tomé como ejemplo y decidí empezar yo, a pesar de mi edad. Nunca es tarde. La maestra es muy buena. Yo no sabía leer ni escribir, y ahora estoy aprendiendo. Es difícil para mí siendo grande, pero voy a seguir hasta manejarlo bien. Me está cambiando la vida. Estoy muy contenta", señala orgullosa.
"Mi sueño siempre fue terminar los estudios, se me dio esta oportunidad y estoy feliz. Me dan una educación muy buena, me ayudan a entender las cosas y todos venimos con ganas de aprender y salir adelante. Es por uno mismo que cada uno hace este esfuerzo", indica Sandra Arizaga, de 26 años, en la clase de lengua.
Sandra Vega tiene 19 años y vive en Villa Adelina. Nació con un 30% de su capacidad visual debido a una retinitis pigmentaria, enfermedad por la que a medida que crece pierde la vista. "Ahora lo único que veo es la luz", cuenta; pero agrega que eso no es un impedimento para ir a la escuela. Por un problema familiar Sandra abandonó el colegio pero ahora decidió retomar y hoy es una de los más de 30 alumnos que este año comenzaron a cursar en el Centro.
"Me gusta estudiar. Quiero terminar la escuela para darle un mejor futuro a mi hija. Mis compañeras son muy buenas conmigo, me ayudan siempre y la maestra es excelente. Es un grupo maravilloso y me hacen sentir muy cómoda", expresa Sandra.
Adelaida Castillo, de 32 años, es paraguaya y abandonó la primaria en 4to grado. Ya es su segundo año en la escuela y espera poder recibirse este año. "Me va bien. Acá no se discrimina a nadie y se recibe a todos los que tengan ganas de estudiar. Me siento contenida, es un espacio mío y nos enseñan muy bien. Tengo dos hijos y ahora que estoy aprendiendo un montón puedo ayudarlos a hacer la tarea. También puedo hablar con la gente sobre temas de cultura general, que antes no podía. Se me abre otro camino en la vida", revela contenta.
"La escuela no es sólo para adquirir conocimientos sino que hay un sostén social, una estimulación constante que hace que nuestros alumnos se sientan distintos y sepan que la vida se puede vivir de otra forma. Incentivamos a los egresados a que continúen el secundario, y que esto los lleve a tener un trabajo y una vida diferente", concluye Quiroga.