Ante el predominio abrumador de profesoras en la escuela francesa, un ex inspector general propone volver a concursos de acceso separados para hombres y mujeres.
Cuando no hay suficientes mujeres que ejercen responsabilidades en la política o en la vida empresarial se apela a las cuotas o a la discriminación positiva. Con la misma lógica habría que crear algún mecanismo para favorecer la incorporación de hombres a la profesión docente, cada vez más feminizada. En Francia ya hay voces que proponen concursos de acceso separados para profesores y profesoras.
En los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), la enseñanza primaria y secundaria está cada vez más en manos de mujeres. El porcentaje de profesoras registra una mayoría abrumadora, como es tradicional, en la enseñanza preescolar (96,8%); sigue siendo desproporcionadamente alto en la enseñanza primaria (79,5%) y en la secundaria obligatoria (65,9%) y solo tiende a equilibrarse en la secundaria superior (52,5%). Son datos de escuelas públicas y privadas correspondientes a 2006.
En España el desequilibrio entre ambos sexos es también patente, aunque algo menos acusado que el promedio de la OCDE. En primaria, el 70,5% son profesoras; en la secundaria obligatoria, un 62,5%; y en la secundaria superior se alcanza casi la paridad con un 50,2%.
Pocos países escapan a esta tendencia general. Si nos fijamos en la secundaria superior, las mujeres son minoría en países como Japón (25,7%), Corea (39,9%), México (43,1%) y Holanda (45,6%).
El problema no es que sobren profesoras, sino que faltan hombres dispuestos a ejercer la docencia. En Francia, ha dado la voz de alarma el ex inspector general de educación Jean Ferrier, en una entrevista concedida a Le Monde. En la enseñanza francesa, dice Ferrier, las mujeres representan hoy el 81% del profesorado de primaria, el 63,9% del de la primera etapa de secundaria y el 53,5% de la secundaria superior.
Un efecto paradójico de la coeducación
Ferrier explica que la imposición de la coeducación en la escuela pública ha contribuido al desequilibrio actual en el profesorado. A principios de los años '60, las mujeres eran el 68% del profesorado de enseñanza de primer grado. En 1975 se hizo obligatoria la coeducación en la enseñanza primaria y secundaria; en consecuencia, en 1977 dejaron de hacerse oposiciones separadas para maestros y maestras. Las mujeres representaban entonces el 74% del cuerpo docente.
Esta feminización de la enseñanza primaria se acentuó en los años siguientes, pues más maestros que maestras se inscribieron en los centros de formación del profesorado que les abrían las puertas a ser profesores de secundaria.
¿Es un problema esta feminización de la enseñanza?. Ferrier así lo cree, y más en una época en que en no pocas familias falta un padre en casa. “Para que los niños, después los adolescentes, puedan construir su personalidad es indispensable que tengan enfrente hombres. Y es tanto más importante que ocurra así en la escuela, habida cuenta de que el número de parejas que se divorcian se ha convertido en un fenómeno masivo”.
Por eso dice que hay que reequilibrar la presencia de hombres y mujeres en las oposiciones “para llegar a un reparto más conforme a las necesidades de los alumnos”. Habría que dejar a un lado la ideología para “dar prioridad al interés de los alumnos”. Por lo menos, afirma Ferrier, habría que alcanzar un mínimo de un tercio de profesorado masculino de primaria. ¿Cómo lograrlo? “No hay más que una solución técnicamente posible –asegura Ferrier–: volver a las oposiciones separadas por sexos”, lo que favorecería que más hombres se presentaran. Así, un efecto paradójico de la enseñanza mixta sería que las oposiciones deberían ser “sexuadas”.
[ Fuente: Aceprensa ]