Desde el 6 de Enero de 1881, en San Isidro, las Hijas de María Auxiliadora tenían fundado un colegio. Y sucedió que, al decidir las hermanas trasladarse a otra ubicación, en el lote dejado por ellas, dieron vida los Salesianos en 1892 a un Oratorio gracias a los empeños del Padre Vespignani, catequista entonces del Pio IX y agregado a los novicios.
El propio Padre José lo relata:
"Durante la permanencia en San Isidro los novicios, dirigidos por el Reverendo Padre Superior que los asistía, dieron principio a un oratorio festivo con toda regularidad, llevando los niños, que fueron de 80 a 100, a las funciones parroquiales: por la mañana a la Iglesia del Pueblo; y por la tarde enseñando catecismo en la casa que les servía de morada a ellos, la cual tenía un patio bastante cómodo para recreo."
Este Oratorio era atendido por el clérigo Esteban Pagliere, ordenado sacerdote aquel mismo año, y el novicio Luis J. Pedemonte. Ambos, debieron enfrentar a un grupo de personas, que no contentas con robar durante la semana los juegos, útiles y frutos del Oratorio, estorbaban continuamente a los niños y catequistas, llegando incluso al nivel de agredirlos con insultos y pedradas. Tanto que, agravándose la situación, hubo que dar intervención a la policía. Este oratorio duro solo algunos meses, hasta que se vendió el inmueble y se abandonó la obra.
Al año siguiente, la señora Isabel Armstrong de Elortondo consiguió del Vicario de San Isidro, Padre FranciscoAlberti, que en el terreno de su propiedad se colocase una cruz recordativa, la que dio al lugar el nombre de Cruz de la Misión.
El propósito de era levantar allí una capilla y un colegio, ofreciéndole reiteradamente al Padre Vespignani donar su terreno para tal fin, lamentablemente y argumentando escasez de personal, el Padre Vespignani debió rechazar los reiterados y generosos ofrecimientos de Doña Isabel. Tanto fue así que -según precisaba el Padre José- "Doña Isabel debía haber perdido toda esperanza de conseguir de los Salesianos esa fundación". Doña IsabelArmstrong de Elortondo no se dio por vencida y dejó por testamento 7000 pesos para la escuela, con la cláusula general, de que, no aceptando ninguna congregación el legado y la obligación, pasase todo a la curia. Falleció Doña Isabel el 1 de Julio de 1899.
A partir del fallecimiento de Doña Isabel, sucedió lo que el Padre Vespignani llamó "piadoso engaño o sorpresa caritativa", que originó "una fundación forzosa":
"Los Herederos hablaron al Inspector y luego a monseñor Cagliero, diciendo que su señora madre había dejado aquello para un colegio y oratorio Salesiano, y tanto insistieron con monseñor Cagliero, que este envió al Inspector para que no tuviera más remedio que aceptar la donación".
Además de lo descripto hasta aquí, otros motivos pesaron en la decisión de la fundación, particularmente el hallarse las Hijas de María Auxiliadora establecidas en San Isidro desde 1881, sin capellán fijo, con 80 internas y mayor número de externas, y que solo eran visitadas por algún Salesiano del Pio IX una vez por semana.
Influyó también en la aceptación el hecho de que el lugar se encontraba bastamente poblado por italianos calabreses, de ahí la denominación del barrio: La Calabria. Otro motivo fue el apoyo que instantemente daban a la fundación el Obispo de La Plata monseñor Juan Nepomuceno Terrero y su auxiliar monseñor Francisco Alberti, y otro motivo de mucho peso era que Doña Isabel"había sido siempre buena madre para los hijos de Don Bosco y devotísima de María Auxiliadora".
Al Inspector le pareció que el lugar donde debían fundarse el Colegio y la Capilla era el sitio más apropiado para poner a los hijos de María con su curso especial de aspirantes. A continuación, se escribió a Don Rua que aprobó la fundación, al igual que el Obispo de la Plata Monseñor Juan Terrero, quien, a la solicitud del Padre Vespignani, "de levantar una modesta capilla pública para uso del oratorio festivo y de la población de ese barrio abandonado", contestó: "Como se pide, dando gracias a Dios y a los beneméritos Padres Salesianos por este nuevo beneficio que traen a la diócesis".
La Inauguración
Para dirigir la nueva casa el Inspector pensó en el Padre Félix Caprioglio, director del Colegio Don Bosco, pero debido a sus problemas de salud solo se le asignó el cuidado espiritual de las Hijas de María Auxiliadora y sus alumnas. Para el oratorio festivo iría un clérigo.
Al tiempo, el Padre Caprioglio pasó a reponerse de su salud a Mendoza, y recibió el Padre José Luis Castiglia la obediencia para ir a San Isidro, donde ya la familia Elortondo ponía de lo propio para dar los primeros impulsos a la obra.
Esto sucedió a fines de 1902, empezó la construcción de los salones que debían servir de capilla, clases y comedor, y n marzo de 1903, no estando aún bien terminados, el reverendo Padre José Castiglia fijaba su morada en el incipiente oratorio.
Así, la crónica de la casa, nos dice:
"Es bueno hacer constar en este lugar, que a la llegada del Padre Castiglia la manzana que tenía el oratorio estaba mal cercada, con cerco vivo de espinas, y que el barrio donde se debía trabajar, en su mayoría obrero y descuidado, no hizo buen recibimiento. Prueba de ello, fueron los estorbos y molestias que de noche causaban con sus gritos y las pedradas que arrojaban, con la esperanza de verse librados de la presencia del sacerdote.
Para evitar estos actos desagradables, y para poder atender con más empeño el oratorio que debía comenzar a funcionar, el señor Lázaro de Elortondo hizo construir una pared de barro, desde el frente del primer cuerpo del edificio hasta la esquina sudeste; y paralelo a la calle, hasta el terreno del vecino Márquez, y en torno a este terreno hasta la calle 3 de Febrero. El señor Luis Castiglia, hermano del Director, completaba el cerco con tela metálica".
El edificio entero costó la suma de 9.000 pesos, la donación para la construcción llegaba a los 7.000 pesos por lo que la diferencia fue cubierta con limosnas. Los hijos de Doña Isabel donaron el altar, varios candeleros, y un armario para la sacristía.
También fue donación de la familia Elortondo el cuadro del altar, que representa al Buen Pastor y que, según deseo expresado en el legado, debería figurar siempre en algún lugar preferente. Gracias a los empeños de Don Lázaro, poco antes de la inauguración, hizo construir el pórtico al este del edificio para el esparcimiento de los niños en los días de lluvia.
"Fueron también el señor Lázaro de Elortondo y su esposa Dolores Anchorena de Elortondo quienes, viendo tan desmantelada la capilla, mandaron hacer el cielo raso de yeso, y colocar vidrios de colores en las ventanas y puertas".
Llegó así la inauguración, el domingo 19 de Abril, día octavo de la Pascua de Resurrección de 1903. El auxiliar de la diócesis, monseñor FranciscoAlberti, bendijo la casa "bajo la avocación de Santa Isabel, como recuerdo a la piadosa señora que había dado comienzo a la fundación". Acompañaba al Obispo el Padre Vespignani. Los descendientes de Doña Isabel continuaron haciendo méritos en la Obra de San Isidro y es el mismo Padre JoséCastiglia quién honra sobre modo a la familia fundadora:
"La manutención queda asegurada por la noble familia Elortondo, que hasta es celosa porque se le manifiesten todas las necesidades de la casa, y quiere ella sola tener el gusto de sostener aquella fundación tan deseada por aquél ángel de la caridad (Doña Isabel Armstrong de Elortondo), cuya memoria se venera en todas las familias católicas".
La Obra del Padre José Luis Castiglia
El Padre José comenzó como pudo con el Oratorio Festivo. Tenía que atender a las hermanas con 80 pupilas y más de un centenar de externas e Hijas de María, además de los muchachos del oratorio que llegaban a ser hasta 100 que iban a aprender a leer y escribir.
Los primeros días debió conformarse con lo que tenía a mano, mientras se le iba proveyendo de lo más indispensable.
“No teniendo bancos, pidió el constructor señor Jacinto Rosello, unas barricas y tablones, y sobre esas mesas de nueva construcción los niños se abrían camino en el estudio. El primer niño que ingresó fue Jacinto Rosello, hijo del mismo constructor".
De este modo se fue formando un alumnado, muy modesto en un principio y acentuando el proyecto de los aspirantes, cuyos primeros ensayos impedía la absoluta falta de personal.
El informe del Padre Vespignani del 1 de Enero de 1906 muestra la situación vivida el año anterior y las perspectivas para lo futuro:
La casa era pequeña, pero limpia. Ya se estaban edificando la portería y un aula, todo con la limosna de los bienhechores.
En los primeros meses de 1905 se agregaba a la obra el Padre José Durando. Y una vez terminado el edificio el 1 de Marzo de 1906, ya pudo dársele forma a la escuela, y hasta declararla el Padre José también lugar de vacaciones para los salesianos de la capital.
En la visita inspectorial del Padre Vespignani del 6 de Julio de 1910 afirmaba:
"Se reconoce el beneficiario grande que esta casa no sólo aporta a la población de este barrio, sino también a las poblaciones vecinas, por la educación que imparte a los niños; y por la asistencia religiosa a los muchos italianos que acuden a esta capilla, donde tanta es la frecuencia de los Santos Sacramentos, que es forzoso brindar cada domingo.
El oratorio festivo es floreciente, y un núcleo de ex alumnos, que son asiduos al oratorio, manifiesta los frutos de perseverancia que consiguen entre la juventud de este antiguo pueblo".
Visitó también las clases -con dos secciones cada una, desde el 1º a 4º grado- y hablando con un buen número de alumnos, todo lo halló correcto, tal como lo estampó en el relativo informe:
"He encontrado sencillez, franqueza y buena voluntad; y también espíritu de piedad y de santo temor de Dios. Hay esperanzas de algunas vocaciones. Los hermanos viven en santa unión trabajando con buen espíritu. Cumple muy buena misión entre los niños el Padre Luis Macchi cada jueves confesándolos".