Y se reunieron para acordar que no querían depender del extranjero
Fueron 29 los diputados que firmaron el Acta de Independencia el 9 de Julio de 1816, llegando a un momento fundacional que se había iniciado (sin que fuera ese el propósito) seis años antes, el 25 de Mayo de 1810.
Los que pusieron su firma no fueron todos los que habían trabajado para ello en las jornadas previas. Entre los ausentes había quienes estaban dando batalla, otros en misión diplomática, uno estaba detenido y otro (Pueyrredon) había viajado a Buenos Aires para asumir como Director Supremo. Había 17 diputados que eran abogados y 12 (el 41%) que eran sacerdotes.
Las sesiones preparatorias habían comenzado el 24 de Marzo de 1816 y al día siguiente se celebró la fiesta de la Anunciación del Señor. Los congresales fueron a misa al templo de San Francisco de la ciudad de San Miguel de Tucumán y de allí se dirigieron a la casa del diputado Pedro Medrano a prestar juramento, en el cual se destaca el de "¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la Patria conservar y defender la religión Católica Apostólica Romana?", al que todos los presentes respondieron al unísono: "Sí, juro".
Los firmantes
Sacerdotes
Cayetano José Rodríguez, diputado por Buenos Aires
Antonio Sáenz, diputado por Buenos Aires
Justo de Santa María de Oro, diputado por San Juan
Pedro Miguel Aráoz, diputado por la Capital del Tucumán
José Ignacio Thames, diputado por Tucumán
Pedro Ignacio de Castro Barros, diputado por La Rioja
José Andrés Pacheco de Melo, diputado por Chichas
Manuel Antonio Acevedo, diputado por Catamarca
José Colombres, diputado por Catamarca
Pedro Francisco de Uriarte, diputado por Santiago del Estero
Mariano Sánchez de Loria, diputado por Charcas
Abogados
Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan
José Ignacio de Gorriti, diputado por Salta
Mariano Boedo, Vice Presidente, diputado por Salta
Juan Agustín Maza, diputado por Mendoza
José Darragueira, diputado por Buenos Aires
Pedro Medrano, diputado por Buenos Aires
Esteban Agustín Gazcón, diputado por Buenos Aires
Tomás Manuel de Anchorena, diputado por Buenos Aires
Juan José Paso, diputado por Buenos Aires
Teodoro Sánchez de Bustamante, diputado por Jujuy
Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza
Pedro León Gallo, diputado de Santiago del Estero
Pedro Ignacio Rivera, diputado de Mizque
José Severo Malabia, diputado por Charcas
José Mariano Serrano, diputado por Charcas
Gerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, diputado por Córdoba
JoséAntonio Cabrera, diputado por Córdoba
Eduardo Pérez Bulnes, diputado por Córdoba
La mayoría de los diputados representaba a Buenos Aires, desde donde se tardaba entre 20 y 25 días de carruaje en llegar. Los canónigos se hospedaron en conventos, fray Justo Santa María de Oro en Lules con los jesuitas y fray CayetanoRodríguez en casa del obispo, el resto de los diputados se alojó en casas de familia y algunos en la Casa Histórica.
De los 250 días hábiles que funcionó el Congreso, desde el 24 de Marzo de 1816 hasta el 4 de Febrero de 1817, sesionó por lo menos en 239 ocasiones.
Se servía carne asada, guisada, charqui y locro. El grano de maíz era demandado, también se consumía carne de paloma y perdices. El locro, la humita, la mazamorra y los pasteles de choclo eran clásicos de la gastronomía local. Se consumía gran cantidad de tubérculos, hortalizas y frutas. Se bebía café, chocolate y mate. Para endulzar comidas y bebidas se empleaba miel de abeja y de caña y azúcar cuya industria era incipiente para 1816.
ACTA DE LA INDEPENDENCIA DE LAS PROVINCIAS UNIDAS EN SUD-AMERICA
En la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel del Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado, objeto de la independencia de los Pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, Pueblos representados y posteridad; a su término fueron preguntados: ¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primero llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del País, fijando en su virtud la determinación siguiente: Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unámime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración. Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados Secretarios.
El 19 de Julio, el diputado de Buenos Aires Pedro Medrano hizo aprobar una modificación a la fórmula del juramento, con la intención de bloquear algunas opciones que se contemplaban en aquel momento por las que se pasaría a depender de alguna otra potencia distinta de España. Entonces donde decía "independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli" se añadió: "...y toda otra dominación extranjera". Luego, el Acta de Independencia se tradujo al quechua y al aimara.
El Congreso imprimió 3.000 ejemplares del Acta de Independencia, de los cuales la mitad estaban escritas en castellano, 1.000 en quechua y 500 en aymará. A Buenos Aires la noticia llegó el 16 de Julio y se hicieron tres salvas de artillería y repique general de campanas a las 7 de la mañana, se repitió a las 12 y al anochecer. Durante 10 días hubo música en las calles, vivas y aclamaciones de alegría, con las tropas disparando salvas de cañones y fusiles en señal de regocijo.
En Mendoza se organizó un gran festejo con corrida de toros en la que actuaron soldados destacados bajo las órdenes de San Martín, quien también era aficionado a la lidia.
Pasaron años para que el mundo reconociera la independencia argentina. El primero en hacerlo fue el Reino de Portugal en 1821, luego Estados Unidos de América en 1822 y el Reino Unido en 1825. Muchos años después lo harían Francia (1857) y España.
El feriado del 9 de Julio -siguiendo la importancia del 25 de Mayo- fue dispuesto por Juan Manuel de Rosas por decreto del 11 de Junio de 1835.