San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: HISTORIAS

 
Jacinto Valor, el modelo de Lola Mora
   
El sanisidrense Jacinto Valor fue anotado en la vieja parroquia de San Isidro -la actual Catedral- el 2 de julio de 1874.

Este hombre realizó estudios primarios, pero no se sabe si los terminó, pero sabía leer y escribir.

Desde joven abrazó las tareas de la costa de San Isidro. Tenía una industria cuya materia prima era el producto de la naturaleza: se dedicaba a cortar juncos para hacer las antiguas cortinas de las casas de antaño, el mimbre para los cestos, la pesca -lo más importante de todo, porque abastecíamos a Capital Federal desde acá desde la costa de San Isidro- y la resaca.

Eran los tiempos en que se vendía la resaca por la calle diciendo "Resaca, resaca y tierra negra pa' plantas patrona quiere comprar". Esas eran las tareas de Jacinto Alfonso, su verdadero nombre. El pueblo lo bautizó "Jacinto Valor", nadie puede decir por qué, pero todos lo conocían así.

Una tarde estaba Jacinto Valor en la costa en su tarea, con su cuchillo de pescador cortando juncos, se acercó una jovencita y le dijo: "Dice mi patrona que quiere hablar con usted".

Él estaba ahí con el torso desnudo los pantalones arremangados de pescador, el cuerpo brillaba por la transpiración. La dama que lo quería ver era una mujer que tenía un vestido hasta los tobillos. Él levantó la vista y la vio: era Lola Mora, que quería hablar con él.

Y así comienza la historia. Ella lo había visto, le interesó, era escultora y necesitaba de sus servicios. Tal vez le habían hablado de él o tal vez de casualidad había llegado a la costa de San Isidro.

Y vino la propuesta: le dijo que ella viajaría a Europa y que él la tenía que acompañar. Ella iba siempre por sus trabajos de pintura y escultura. Y él dejaba hacer.

Y allá fueron la escultora y el pescador de la costa de San Isidro, a Italia, a Roma. Vivieron en la via Dogali número 3, donde todavía está el Petit Trianon -el pequeño castillo- diseñado por Lola Mora.

Abajo hay un banco, pero un historiador, sobrino nieto de Lola Mora que es el mejor biógrafo de ella, hizo una visita y contó que la parte de arriba -donde estuvieron ellos- está intacta.

Allí estuvieron trabajando, el modelo y la artista. Hay una fotografía donde se puede ver a Jacinto Valor con ropa de trabajo.

Pero, imprevistamente, a fines de 1905 el hombre se volvió a San Isidro y empezó otra vez con las tareas de la costa, trabajando en una carbonería de la familia Lagomarsino. Algo había pasado: él le contó a su patrona -la señora de Lagomarsino- que se había enamorado de Lola Mora.

No se sabe si volvió porque ella lo rechazó o por la diferencia de clase social (un pescador y una artista), pero hay otra versión que es válida también: ella había iniciado un romance con Luis Hernández Otero, un sobrino del escritor José Hernández. Entonces puede ser las dos cosas juntas.

Este noviazgo culminó en matrimonio en 1909, pero ella lo doblaba en edad (tenía cerca de 40 años y él andaba por los 20). Él era joven y buscaba mujeres jóvenes posiblemente. En 1914 se separa este matrimonio y Jacinto Valor seguía en San Isidro trabajando.

Y resulta ser que en 1918 hay un testimonio del dueño del Armenonville, Bonifacio Lanzavecchia, que le cuenta a su hija María Luisa que una noche en una mesa de sanisidrenses donde estaba Ernesto de las Carreras (que al año siguiente sería concejal y en 1929 intendente), el Dr. Alberto Biaggio, Camilo Monga (joyero cadenista), un carbonero de la calle Belgrano Sr. Cenosián, Valentín de la Liosa, empleado municipal, don Floro Peralta, también se encontraba Lola Mora y su modelo Jacinto Valor, muy bien vestido, de smoking, de galera, como se habría vestido cuando fue a Francia con la artista. Hay una foto que testimonia esto donde se ve a la Torre Eiffel de fondo.

Lanzavecchia vendió el Armenonville y compró en 1921 el Hotel San Isidro, el que fuera llamado Vignolles cuando naciera como el primero del Partido en 1872.

Este hombre un día, mirando por el ventanal del hotel San Isidro, sobre la calle 9 de Julio, y estando con su hija María Luisa -historiadora brillante- le dijo: "Ves hija, ese es el hombre del que te hablé una vez. Ese es Jacinto Valor, el modelo de Lola Mora".

Estaba con una palita y un escobillón juntando la basura de la calle. Eran tiempos de carro y caballos, había pocos automóviles, no había talleres mecánicos, había herrerías y corralones por lo tanto la calle estaba sucia. Ese era el trabajo de Jacinto Valor.

La última referencia es que falleció en el Hospital de San Isidro. Se había dedicado a la bebida y fumaba mucho. Y lo cuidó aquella mujer que siendo niña tuvo la noticia de su abuela de que él se había enamorado de Lola Mora, Ángela Lagomarsino de De Rentis. Ella fue quien lo cuidó ya que no tenía quién lo hiciera.

Lo cuidaba, lo afeitaba y finalmente falleció. Cruzó las rejas del hospital viejo de San Isidro -en la calle Juan José Díaz y Primera Junta- para no salir con vida.

El Dr. Pestaña, un prestigioso médico sanisidrense, dijo que la muerte se debió a absceso de pulmón. Tenía 60 años y era soltero.


[Fuente: Jorge Tirigall]

 
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