Honores al Gral. Manuel Belgrano, el creador de la Bandera Argentina
Cada 20 de Junio -desde 1938- se celebra el Día de la Bandera en memoria de Manuel José Joaquín del Corazón de JesúsBelgrano, el patriota que fue abogado, político y militar que creó la escarapela y luego la enseña nacional.
Belgrano nació el 3 de Junio de 1770 en la Ciudad de la Santa Trinidad (nombre verdadero de “Buenos Aires”) y fue bautizado al día siguiente en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced. Era hijo Domingo Francisco María Cayetano Belgrano Peri, muy próspero inmigrante italiano que había llegado en 1753, y su madre fue María Josefa González Casero, porteña y con familia en Santiago del Estero.
El prócer estudió en el Real Colegio de San Carlos y entre 1786 y 1793 estudió Derecho en España, donde se graduó con medalla de oro como Bachiller en Leyes, en Valladolid. Entre 1789 y 1793 realizó la pasantía de abogado, necesaria para lograr el título de Licenciado. La mayor parte de esos 4 años los realizó en Madrid.
En 1794 fue nombrado Secretario del Consulado de Comercio y durante su gestión en Buenos Aires fundó la Escuela de Náutica y la Academia de Geometría y Dibujo, la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva.
Colaboró en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, dirigido por Hipólito Vieytes, donde instaba a la promoción de la industria para exportar lo superfluo, previa manufacturación; importar materias primas para manufacturarlas; no importar lo que se pudiese producir en el país ni mercaderías de lujo; importar solamente mercaderías imprescindibles; reexportar mercaderías extranjeras; y poseer una marina mercante.
En 1797 el virrey Pedro José Antonio Melo de Portugal lo designó capitán de las milicias urbanas de Buenos Aires y luego Rafael de Sobremonte le encarga la formación de una milicia ante un posible ataque británico, cosa que sucedió en 1806 cuando desembarcaron 1.600 soldados como parte de la primera invasión.
La reconquista de Buenos Aires se emprendió con Santiago de Liniers a la cabeza y Belgrano se puso a sus órdenes. Fue nombrado sargento mayor del Regimiento de Patricios y tuvo ocasión de profundizar sus estudios de táctica militar. Tras la exitosa resistencia volvió a hacerse cargo del Consulado.
A principios de Mayo de 1810Belgrano fue uno de los principales dirigentes de la Revolución de Mayo. Participó en el cabildo abierto del 22 de Mayo y votó por el reemplazo del Virrey por una Junta, que fue la propuesta vencedora. El 25 de Mayo fue elegido vocal de la Primera Junta de Gobierno junto con Juan José Castelli (su primo) y Juan José Paso.
Luego de sus acciones en Paraguay y del “Motín de trenzas” en el Regimiento de Patricios que Belgrano es comandaba, fue enviado a Rosario donde frente a las baterías de artillería "Libertad" e "Independencia" enarboló la bandera que hizo confeccionar con los mismos colores de la escarapela que había creado.
Belgrano, al mando del Ejército del Norte, dispuso el 29 de Julio de 1812 el "Éxodo jujeño", una acción de retirada que dejó solo campo raso al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.
De profunda fe católica, Manuel Belgrano fue un promotor del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen (establecido recién en 1854). Devoto mariano, buscó la protección de sus ejércitos haciendo que los soldados lleven un escapulario (de la Virgen de la Merced o de la Virgen del Carmen) y en toda actividad que llevó adelante estuvo presente su devoción. Esta indiscutible realidad es la que resuelve que los colores de la escarapela y luego de la bandera argentina, responden a los de la Inmaculada Concepción.
El ministro Bernardino Rivadavia se opuso a la bandera por temor a enfrentarse con el rey Fernando VII de España, pero Belgrano mantuvo su decisión y se dirigió al norte donde dirigió la campaña militar que incluyó las victorias patriotas de Tucumán y Salta, y las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma.
Regresó a Buenos Aires y fue enviado en misión diplomática a Europa de dónde regresó a mediados de 1815.
La declaración de la independencia en 1816 lo tuvo como uno de los más formados y sólidos protagonistas.
Volvió a comandar el Ejército del Norte para resolver el conflicto civil en Santa Fe y luego se dirigió nuevamente al Alto Perú. Las rebeliones internas no dejaban de suceder.
Enfermo, debilitado y pobre, Manuel Belgrano volvió a la casa paterna en Buenos Aires donde murió en medio de la anarquía del "Día de los tres gobernadores". Sólo el diario "El Despertador Teofilantrópico", que era redactado por el fraile franciscano Francisco de Paula Castañeda, dio cuenta de la muerte del prócer.
Cumpliendo con su última voluntad y al igual que sus padres, su cadáver fue amortajado con el hábito de los dominicos y fue sepultado en el Convento de Santo Domingo.
En el prefacio y en todo su testamento mencionó a Dios y la Virgen:
“En el nombre de Dios y con su santa gracia amén. Sea notorio como yo, Dn. Manuel Belgrano, natural de esta ciudad, brigadier de los ejércitos de las Provincias Unidas de Sud América, hijo legítimo de Dn. Domingo Belgrano y Peri, y Da. María Josefa González, difuntos: estando enfermo de la (enfermedad) que Dios Nuestro Señor se ha servido darme, pero por su infinita misericordia en mi sano juicio, temeroso de la infalible muerte a toda criatura e incertidumbre de su hora, para que no me asalte sin tener arregladas las cosas concernientes al descargo de mi conciencia y bien de mi alma, he dispuesto ordenar este mi testamento, creyendo ante todas las cosas como firmemente creo en el alto misterio de la Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que soy, tomando por mi intercesora y abogada a la Serenísima Reina de los Ángeles María Santísima, madre de Dios y Señora nuestra y devoción y demás de la corte celestial, bajo de cuya protección y divino auxilio otorgo mi testamento en la forma siguiente: 1ª Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la creó de la nada, y el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, y cuando su Divina majestad se digne llevar mi alma de la presente vida a la eterna, ordeno que dicho mi cuerpo, amortajado con el hábito de patriarca de Santo Domingo, sea sepultado en el panteón que mi casa tiene en dicho convento, dejando la forma del entierro, sufragios y demás funerales a disposición de mi albacea.”
El 4 de Septiembre de 1902, una comisión designada por el presidente Julio Argentino Roca exhumó los restos de Belgrano para trasladarlos a la urna que fue depositada en el monumento construido con aportes populares que se inauguró en el mismo atrio de Santo Domingo.
En Rosario (Santa Fe), en el lugar donde fuera izada por primera vez la enseña patria, se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, una obra inaugurada el 20 de Junio de 1957 de los arquitectos Ángel Guido y Alejandro Bustillo, con la colaboración de los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti. Luego se agregarían obras de Eduardo Barnes y accesorios de Pedro Cresta. Además, se recuperarían las esculturas de Dolores Candelaria "Lola" Mora Vega de Hernández.