Aquel 28 de Junio de 1806 los vecinos de la virreinal ciudad de Buenos Aires presenciaron un espectáculo inusitado.
Bajo una intensa lluvia las tropas británicas irrumpían en la Plaza Mayor para, poco después, hacer ondear en el Fuerte otra bandera.
Santiago de Liniers, recién llegado desde la Ensenada, entra en escena solicitando permiso al gobernador William Carr Beresford para permanecer en Buenos Aires. Era el 1 de Julio de 1806.
Luego de tomar conocimiento de los aprestos que Álzaga disponía en la ciudad, se dirige a la Banda Oriental para planear y llevar a cabo con la ayuda del gobernador de ésa, el Brigadier Pascual Ruiz Huidobro, la expulsión de los invasores.
Por su parte, Juan Martín de Pueyrredon, en San Isidro, reclutaba a los gauchos de la campaña bonaerense "con el concurso de los amigos más resueltos, entre los que se contaban sus hermanos José Cipriano, Juan Andrés y el presbítero Feliciano, sus primos Rafael Pueyrredon y Francisco Mariano de Orma, don Manuel de Andrés y Pinedo de Arroyo, Diego Álvarez Barragán, Cornelio Zelaya, José Bernáldez, Diego Belgrano, Francisco Trelles, Lucas Obes, Diego Herrera, José Melián, Francisco Cabral, Pedro Mauricio Muñoz, Miguel Mexia Mármol, Juan de la Cruz Brizuela, Matías Rivero, Manuel Antonio Baz, los hermanos Juan Pablo y Martín Rodríguez, Lorenzo López, y la colaboración de los estancieros Caamaño, San Martín, Caviedes y Castro, del Baradero y del Arroyo de la Cruz, y los Márquez de San Isidro".
El 1 de Agosto Pueyrredon presentó batalla en Perdriel con poca fortuna, ya que sus improvisadas tropas fueron batidas, por lo que debieron replegarse hasta la chacra de los Márquez, ubicada en la actual zona de Boulogne, para esperar el arribo de las tropas de Liniers procedentes de la Banda Oriental.
Cuatro días después Santiago de Liniers desembarcaba con sus tropas frente a la casa propiedad de Martín de Goyechea (hoy Museo de la Reconquista, situada en la calle Liniers 818, Tigre).
El 5 de Agosto, azotados por una intensa lluvia que les haría intransitables los caminos, llegan a San Isidro y acampan en la chacra de los Márquez que rápidamente se transformó en circunstancial Cuartel General de las tropas, por espontáneo ofrecimiento de sus moradores, Fernando Márquez, su hijo Mariano Márquez y su nieto Bernabé Márquez.
Santiago de Liniers se dirige al pueblo de San Isidro donde pasará la noche, alojándose "en la quinta que fue de Mariquita de Thompson, actualmente de la familia Beccar Varela".
El día 6, Liniers libra el célebre despacho en el "Campamento de San Isidro", que transcribimos en su totalidad dada su trascendencia para la historia local. El documento dice así:
"Don Santiago Liniers y Bremond, Capitán de Navío de la Real Armada, Caballero de la Orden de San Juan, Comandante General de Mar y Tierra del Ejército nombrado en Montevideo, para la reconquista de Buenos Aires.
Por cuanto, Dn Juan Martín de Pueyrredon, natural, vecino de Buenos Aires, desde la ocupación de esta ciudad por los ingleses, se propuso y comprometió a poner a todos los medios que su amor al Rey, su patriotismo y acreditado valor le sugiriesen, para lograr reunir a su costa y mención fuerzas y arbitrios con que hacer una vigorosa repulsa a los enemigos de la Corona, lo que conseguido sostuvo en el Campo de Perdriel, una acción con muy corto número de voluntarios el día primero de agosto del presente año, en que logró destrozar en parte al enemigo, en número de 672 hombres, y quitarle un carro de sus municiones de en medio de su artillería, pasó inmediatamente en persona a la Colonia, después de dejar a la espera de nuestra expedición sus partidas con las prevenciones y preparativos que debían facilitar el desembarco del ejército que, en efecto, se verificó disfrutando los auxilios de un tan patriota.
Tengo, por todos estos hechos que acreditan su celo, pericia y valor, en nombrarle Comandante General de todos los voluntarios de la Caballería ligera que tenía reunida y trajo a mi campamento de San Isidro, y mando a todos los individuos de mi ejército lo reconozcan y lo guarden como a tal todas las prerrogativas y exenciones que le corresponden por razón de este nombramiento , que le hice extender firmado de mi mano y sellado con el de mis armas".
Este hecho también significó el nacimiento del glorioso Regimiento de Húsares de Pueyrredon que tendrían su bautismo de fuego poco después.
Así fue como el 9 de Agosto partieron dificultosamente por el camino del Fondo de la Legua y el día 12 se batieron gloriosamente en las calles de la ciudad hasta obtener la derrota del león británico, hazaña que compartieron numerosos vecinos de San Isidro que integraron las improvisadas tropas que hicieron posible la Reconquista de Buenos Aires.
Fin de un glorioso capítulo de nuestra historia que despertó en sus protagonistas la certeza de su propio valor, plasmando -sin advertirlo- el germen de Mayo.
-> Bernardo Lozier Almazán