Daniel Defoe (Foe en realidad era su apellido de nacimiento) es el conocido autor de las aventuras de Robinson Crusoe y por ello es considerado el "padre" de la novela moderna, además del fundador de la prensa económica.
En 1665 sobrevino en Londres la peste bubónica que lo encontró al escritor con tan solo 5 años y en 1720, cuando nuevamente el brote azotaba Marsella, él vio la ocasión de publicar un libro que reunía testimonios de aquel tiempo, un poco para hacer recomendaciones oportunas y otro poco para hacerse de unos pesos.
Al igual que en 2020 con el coronavirus, abundaron en aquellos años los confinamientos obligados, las recetas mágicas, las advertencias para que agno hayalomeraciones, las noticias falsas, los caminos bloqueados y la fácil acusación de afectado de peste a quien se mostrara enfermo de cualquier cosa.
Como era de esperar en situaciones como éstas, que tanto sacudieron al mundo en distintos momentos, los que se ocupaban de atender a los enfermos arriesgaban sus vidas y morían contagiados de lo mismo que sus pacientes.
"Iban por todas partes prescribiendo a los demás lo que habían de hacer hasta que aparecían sobre ellos los síntomas y caían muertos, destruidos por el mismo enemigo contra el que aconsejaban. Es digno de elogio el que hayan arriesgado sus vidas hasta el punto de llegar a perderlas al servicio de la humanidad. Se esforzaron por hacer el bien y por salvar las vidas de los demás", escribió el autor de "Robinson Crusoe".
"Era sorprendente ver aquellas calles, habitualmente atestadas de gente, tan vacías", relata Defoe en su compendio. Las posadas, mesones y tiendas estaban cerrados, las fábricas eran desalojadas, se prohibieron las representaciones teatrales, las mesas de juego, las salas de baile y las funciones de bufones, payasos y títeres.
Este compendio de la peste de 1665 incluye las medidas de las autoridades para evitar la propagación, velar por los menesterosos, evitar el desabestecimiento en las tiendas de alimentos, vigilar que las tabernas se mantuvieran cerradas, impedir el alquiler de cocheros, prohibir la marcha de personas a otros lugares y asegurarse del confinamiento de la población en sus casas.
"Mis ojos contemplaron escenas espantosas, como personas que se desplomaban muertas en las calles, terribles voces y chillidos de mujeres que, en su agonía, abrían de par en par las ventanas de las habitaciones y lanzaban agudos gritos, lúgubres y sobrecogedores. Sería imposible describir la diversidad de actitudes en las que se manifestaban las pasiones de la pobre gente", describió Defoe. "La gente se arrojaba por las ventanas, se disparaban armas de fuego. Las madres, en su frenesí, asesinaban a sus propios hijos y otras personas morían de pena".
El temor generalizado favoreció también a los oportunistas que captaron la atención de supersticiosos ávidos de interpretaciones de sueños y fantasías por el estilo. A tal punto la actividad se generalizó que las autoridades decidieron suspender la impresión de libros que acrecentaban los ya abundantes miedos de la población. Una forma de censura que buscaba sacarle clientes a los aprovechadores.
Sobre la peste bubónica
La peste bubónica es una infección producida por la bacteria Yersinia pestis. Se propaga principalmente por la picadura de pulgas infectadas que habitan en roedores, aunque también se puede propagar por la exposición a los fluidos corporales de un animal infectado.
Si no se trata la enfermedad, la tasa de mortalidad va de un 30 a un 90% de los infectados. Con el tratamiento adecuado el riesgo de muerte es de un 10%. La peste es la causa de la muerte negra que se propagó en Asia, Europa, y África en el siglo XIV y que mató a unas 100 millones de personas, entre el 25% y el 60% de la población europea.
La primera epidemia de peste bubónica de la que se tiene registro fue la que afectó al Imperio Imperio Bizantino y fue nombrada como la “Plaga de Justiniano”. Este primer brote provocó la muerte de unos 50 millones de personas
Entre 1340 y 1400 Europa experimentó el brote más mortífero de la historia con la peste bubónica, que se calcula que acabó con la tercera parte de la población.
Los siglos siguientes fueron marcados por varios brotes localizados de menor gravedad. La Peste de San Cristóbal de La Laguna (1582-1583), la Gran Plaga de Milán (1629-1631), la Gran Plaga de Sevilla (1647), la Gran Plaga de Londres (1665-1666), la Gran Plaga de Viena (1679), la Gran Peste Báltica (1708-1712), La Gran Peste de Marsella (1720), la Gran Plaga de 1738 y la Peste de Caragea (1813-1814) fueron los últimos brotes importantes de la peste bubónica en Europa.
La plaga surgió por tercera vez a mediados del siglo XIX en la provincia china de Yunnan. La enfermedad mató a 80.000 personas en Junio de 1855. La plaga se propagó a la India en 1896, donde en los siguientes treinta años, morirían 12.500.000 de habitantes.
Australia sufrió 12 brotes de la peste entre 1900 y 1925.
Según la Organización Mundial de la Salud, la pandemia fue considerada activa hasta 1959, cuando las víctimas mundiales eran de alrededor de 200 por año. En 1994, un brote de peste en cinco estados de la India causó alrededor de 700 infecciones (incluyendo 55 muertes) lo que provocó, a su vez, una gran migración de indios.
Sobre Robinson Crusoe
Robinson Crusoe es una obra publicada en 1719 por Daniel Defoe y considerada la primera novela inglesa. Se trata de una autobiografía ficticia de un náufrago inglés que pasa 28 años en una remota isla desierta.
Robinson Crusoe es un marino de York que, en una expedición por África es capturado por unos piratas y se convierte en esclavo. Consigue escapar y se dirige a Brasil, donde se establece hasta volver a navegar. El barco naufraga y el marino llega a una isla aparentemente deshabitada.
La historia ha inspirado muchas producciones cinematográficas y televisivas. En todos los casos refiere a personas del mundo civilizado que se ven obligadas a adaptarse a la escasez de recursos que encuentran en una isla.
Imagen: ilustración de la primera edición del libro.