En 1831 no existían los intendentes y la autoridad máxima en la campaña era el Juez de Paz.
Marcos Gadea, quien ejercía la función en San Isidro, recibió una carta del gobernador Juan Manuel de Rosas fechada el 6 de Junio que mostraba cuánto le importaba que los habitantes dieran lugar a las cosas de Dios.
Aquella nota decía lo siguiente:
"Si un Estado sin religión es un monstruo, unos ciudadanos sin respeto al culto, no sirven comúnmente sino para escandalizar y corromper la moral", basado en estos conceptos sostenía que "cualesquiera insensibilidad o indiferencia en los funcionarios públicos por ser los primeros en el ejemplo y la concurrencia a la Iglesia, es una falta muy notable".
En consecuencia, el gobernador Rosas, en tono por demás convincente instruía al juez de paz de San Isidro para que "los domingos de ambos preceptos y feriados, se mantengan cerrados en los Pueblos de Campaña las casas de trato. Pulperías y tiendas, desde el primer toque de la Misa Parroquial hasta la completa conclusión de esta...", también ordenaba que "los Preceptores de las Escuelas asistirán con sus niños al Templo en formación, a la Misa Mayor; y no habiendo sacerdote, los llevará a la Iglesia en los días festivos, y rezará con ellos el Rosario, y los actos de Fe, Esperanza y Caridad".
Los Comisarios de Policía también recibieron la consigna de hacer "cumplir las órdenes expresadas, conservando en zelo [sic] al pueblo durante el tiempo de la Misa, sin perjuicio de su asistencia a ella, y haciendo que durante la Misa no se permitan reuniones de ningún género en parte alguna, ni menos a persona alguna ande por las calles a caballo ni a pié, cruzándolas sin motivo poderoso".
Fuente: Bernardo Lozier Almazán, historiador. Artículo publicado en “El arcón de los recuerdos” y transcripto en “Nueva reseña histórica del Partido de San Isidro” (Sanmmartino Ediciones, 2010)
Imagen: Fragmento del retrato pintado por el artista chileno Fernando García del Molino