La calle Juan José Díaz, que empieza en San Isidro (en Chacabuco) y termina en Beccar (en la calle Chiclana) recuerda a un prestigioso médico que nació el 24 de Noviembre de 1852. Hijo de otro respetado médico, el Dr. Estanislao Díaz, y de Valentina Granca y Angulo.
Se recibió de médico en 1876 y dos años después era prosecretario de la Asociación Médica Bonaerense.
En 1881 se desempeña como médico del Asilo Buen Pastor -dependiente de la Escuela de Agronomía y Veterinaria Santa Catalina- y del Conservatorio de Vacuna Animal.
En 1889 –cuando ya hacía 10 años que se había casado con Inés Gregoria Arana- el gobierno lo envía a París (Francia), donde se perfecciona en farmacología y en nuevas técnicas para el tratamiento de la ceguera.
En 1893 es nombrado director del Conservatorio Nacional de Higiene y de los consultorios del Patronato de la Infancia y además es miembro del Consejo Nacional de Higiene.
Atiende en el Hospital de Niños y en San Isidro es uno de los abnegados médicos de Policía que atiende a los pobres, donde su corta vida adquiere la relevancia que le adjudicó la historia.
Murió el 3 de Setiembre de 1904.
El Dr. Beccar Varela, cuando se impuso el nombre del Dr. Juan José Díaz a la calle que lo inmortaliza, dijo "para que así perdure el recuerdo de este ciudadano que, con abnegada vida de sacrificios por la humanidad ha servido a este pueblo en forma heróica y para que las generaciones que se suceden, cumpliendo la fatal ley de renovación, puedan inspirarse en el ejemplo de este hombre cuya vida no ha sido sino de ejemplos y enseñanzas".
Son descendientes de Juan José Díaz, los médicos Rodolfo Díaz Arana, Rodolfo Marcos, Jorge Enrique e Ignacio Díaz Saubidet.