Daniel Balmaceda, un inquieto hurgador y difusor de detalles poco difundidos de la historia, presentó su libro "Historias del Congreso de Tucumán", como parte del ciclo de conferencias organizadas por los 200 años transcurridos desde la declaración de la independencia argentina.
Durante el encuentro, desarrollado en la Quinta Los Ombúes, Balmaceda señaló que "tenemos la particularidad de contar con dos fechas patrias, el 25 de Mayo, cuando conseguimos un gobierno autónomo, y el 9 de julio, en que logramos un estado soberano. Es curioso que, tanto en Buenos Aires como en el resto del país, suele conocerse con un poco más de detalle el 25 de Mayo. Desde nuestra infancia, en la escuela o en nuestros hogares, nos enseñaron que el 25 de Mayo era un hecho muy concreto: había un señor que mandaba, vino la revolución y pasaron a mandar otros nueve. En cambio, el 9 de julio, generaba una situación abstracta, se declaraba la Independencia, y no había algo tan concreto."
Deteniéndose en el interés del Gral. Manuel Belgrano en la instalación de una monarquía inca, el historiador precisó: "1.300.000 habitantes que tenía el territorio, eran indios. Y 230.000, blancos y negros. Fijense que número avasallante de indios. Incluso Serrano impuso que se imprimieram copias en quichua de la declaración de la Independencia. Es decir, había considerado que el factor indio, el aborigen era un factor fundamental. Cuando Belgrano propuso una monarquía incaica, tenía sustento. Él había estado en el Alto Perú, había visto como reaccionaba la población, y si al indio, sobretodo del norte del país, se le daba una monarquía de estas características, iban a apoyar inmediatamente la Independencia y a este gobierno naciente."
"El martes 9 de Julio, en la lista de asuntos anotaron 17 temas a tratar, el 3º era la declaración de la Independencia. Arrancaron a las 8 de la mañana, y estuvieron así durante 7 horas sin parar. Es más, se pasaron de largo la siesta. Terminaron a las 5 de la tarde y declararon la Independencia."
"San Martín estaba entrando a Córdoba. Había llegado precisamente el 9 de julio a Córdoba para reunirse con Pueyrredon. Pero, Pueyrredon, al encontrarse con Belgrano, al querer asistir a la reunión secreta, decidió quedarse, no solo el 9 de julio, sino en la fiesta que se hizo al día siguiente, el 10 de julio en la casa histórica, una fiesta en la que tuvimos hasta seis damas tucumanas tocando el arpa, el Himno Nacional en arpa. Una fiesta con baile, muy simpática. Y recién ahí Pueyrredon se fue a Córdoba."
"Así que Pueyrredon llegó con varios días de retraso. San Martín lo estaba esperando. Llegaron a las 5 de la tarde, Pueyrredon, sus edecanes y su custodia. Cansados del viaje, todos decidieron ir a descansar. Y Pueyrredon se quedó conversando con San Martín. Cuando al día siguiente se levantaron todos, San Martín y Pueyrredon seguían encerrados hablando, con mapas desplegados… ¿Qué estuvieron haciendo durante toda la noche sin dormir? Hablando del plan, chequeando los mapas, explicándole San Martín a Pueyrredon, cada uno de los pasos que había que dar, inclusive, con tal precisión, porque decía San Martín: 'Si a mi me llega a pasar algo, a Ud. Pueyrredon le toca reemplazarme'. Si a San Martín le hubiera pasado algo, Pueyrredon tenía que tomar el mando del Ejército Libertador…"
"También resolvieron que Güemes iba a ocupar la frontera del norte, por si mientras San Martín cruzaba los Andes, los realistas decidían hacer un ataque por el norte. E inclusive dejar a Belgrano nombrado general del Ejército del Norte ya diezmado, pero que iba a concurrir a ayudar a Güemes. Fíjense que Belgrano aceptó ese papel, que ya pasó a ser secundario, en toda la Guerra de la Independencia, porque era el lugar que le correspondía, le dijeron que él tenía que estar ahí y allí estuvo con su ejército, esperando, perdiéndose también la gloria del cruce de los Andes, y de muchos otros enfrentamientos. San Martín y Pueyrredon, definieron donde tenían que estar cada una de las piezas. Entonces se dieron la mano y Pueyrredon se vino a Buenos Aires."
Sobre el final de su charla, Balmaceda relató que "San Martín marchó de regreso a Mendoza, a cumplir finalmente con el objetivo. En julio, en invierno de 1816, se declaró la Independencia, y en el verano, Enero de 1817, empezó su cruce de los Andes. Por lo tanto, la declaración de la Independencia fue tan importante como el entrenamiento de los hombres para San Martín. Y allí fue, con la declaración de la Independencia, y como dice la marcha 'A libertar a medio continente'."