En el Barrio La Cava funciona el Equipo Parroquial De Niñez y Adolescencia (EPNA), ellos llevan adelante el Proyecto de Reforzamiento de los Vínculos Familiares y Barriales.
El objetivo es el refuerzo y ampliación de las redes sociales de contención, inclusión y participación. Partiendo de la familia de origen como institución básica.
Las acciones que se desarrollan y proyectan, tienden a fortalecer y reestablecer los lazos de los miembros de la familia, así como también al apoyo a los niños y adolescentes que se encuentren en situaciones personales de alto riesgo.
Norma Arispe, coordinadora del Proyecto relata: “Desde el año 2000 se atiende y orientan los problemas de los niños y sus familias en este barrio, que por sus características presenta una gran vulnerabilidad personal y social, el objetivo es orientar en la derivación o en una asistencia directa a niños, adolescentes y familias que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad social o personal en el marco de los valores institucionales que se sustentan en la Doctrina Social de la Iglesia y la Convención de los Derechos del Niño”.
Desde la instalación de los primeros habitantes hasta los tiempos actuales, en este barrio se fueron observando fenómenos constantes. Dentro del mismo, se mantienen los estratos sociales, descendiendo los mismos hacia el interior del barrio, a medida que se llega a la zona del pozo. Muchas de estas familias ya se encuentran en su cuarta generación. Proceden de distintas provincias de nuestro país, o de países limítrofes. Cada uno de ellos conserva sus características propias.
No se puede hablar de de fusiones culturales, si de conservación de costumbres y hábitos, frecuentemente con dificultades para revertirlos. Hay una cultura emergente de supervivencia.
“La idea es desarrollar redes –explica Norma- entre los diferentes actores sociales que trabajen con niños y adolescentes y trabajar en la prevención del maltrato y el abuso sensibilizando a los distintos actores sociales. Brindar asesoramiento legal, asistencia y acompañamiento a niños, adolescentes y sus familias, que se encuentren en situación de vulnerabilidad y capacitar a los dirigentes de las distintas organizaciones del barrio en temas relacionados con los derechos de los niños y adolescentes, y sus características en situaciones de vulnerabilidad”.
La droga, el alcohol, la violencia, el uso de armas son parte de lo cotidiano, a lo que se suma la inseguridad económica, laboral, de la salud, etc. Hay una marcada diferencia, desde lo actitudinal, entre los adultos y los jóvenes. Éstos viven permanentemente expuestos a situaciones de riesgo físico y psicológico, probando situaciones límite, que a su vez, coloca a aquellos en un estado de angustia y desesperanza.
“Nosotros –detalla la coordinadora- realizamos entrevistas individuales o grupales para establecer un diagnóstico en función de la orientación y admisión, a la vez brindamos asesoramiento de los posibles caminos en la resolución de la problemática planteada por los vecinos que se acercan, intentamos establecer redes de apoyo y hacemos seguimiento de cada situación en particular. Encontramos interesante trabajar con operadores barriales o de campo que se relacionen con las diversas actividades del barrio, así se facilita la comunicación y llegada a las personas y familias en estado de mayor indefensión”.
La institución tiene una actividad constante los doce meses del año de lunes a viernes, 09:00 a 16:00.