El encuentro, organizado entre el Ejecutivo y el Legislativo de San Isidro, reunió a Verónica Ramos y Virginia Notenson y la directora de Líderes por la vida Zulema Musi.

"El bullying debería ser entendido dentro del mundo de las violencias escolares. En el centro para adolescentes que coordino procuramos principalmente acompañar a los chicos y apuntamos a fortalecer esos puntos débiles sobre los que el acosador se ensaña”, afirmó la Lic. Notenson.

Por su parte, la Lic. Zulema Musi, afirmó que "los colegios tienen una responsabilidad importante en este asunto. Tienen la obligación de brindar apoyo".

La profesora Verónica Ramos cerró la conferencia relatando sus experiencias como docente en la Westmount School, que desarrolla una dinámica educativa importada de Nueva Zelanda. “Trabajamos con valores fundamentales como el respeto por los demás y por aquello que nos rodea. Intentamos que los chicos se hagan suyos e interioricen esos valores. De entre todos, la empatía es el que mayor importancia tiene".

El Dr. Gustavo Hirsch, secretario de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad, explicó la importancia de fomentar el buen estado de salud de los niños y adolescentes. "No sólo los médicos pueden tratar la salud, también los profesores son los encargados de que los alumnos se desarrollen sanamente en las aulas".

El presidente del Consejo Escolar de San Isidro, Gustavo Orduna, hizo hincapié en la necesidad de brindar herramientas a los docentes para disminuir este tipo de violencia.

"El tema del bullying nos preocupa, pero desde el Concejo Deliberante creemos que nos tenemos que ocupar entre todos. Debemos estar atentos ante los casos que nos rodean y a la vez brindar herramientas para prevenir futuros episodios. En ese sentido, deseamos poder crear una red que involucre a los vecino", comentó la concejal Rosalía Fucello.

El bullying se trata de un hostigamiento que puede registrarse en el ámbito escolar o en un club en ocasiones con ribetes de violencia extrema. Una violencia que puede ser visible por golpes físicos, pero que puede ser parecer invisible ya que el daño es emocional, psicológico.

El bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada tanto en el aula, como a través de las redes sociales. Una forma de acoso que recibe un niño (cualquier ser humano desde la concepción hasta los 18 años) y que implica maltrato sin que nadie en ese entorno intervenga en su ayuda.

Sobre este tema, Alberto Mora dialogó con la Lic. Zulema Musi, psicóloga y perito forense, integrante de la ONG Líderes por la Vida y profesional que desarrolla su actividad en el Centro de Psicopatología Infanto Juvenil "Ramón Carrillo" [Intendente Tomkinson 2130, San Isidro].

El hostigamiento que implica el bullying puede provocar reacciones hacia adentro o hacia afuera de la víctima, esto es, angustia, depresión y hasta suicidio, o violencia hacia otros. Es decir que alguien que ejerce violencia puede estar respondiendo, sin reflexionarlo, a un maltrato previo.

Los niños que son acosados pueden mostrarse reticentes a ir a la escuela o al club, lugares en donde, hasta el momento, se sentía a gusto.

Según relata la profesional, se registran en este tiempo casos de acoso hacia chicos por su exceso de peso y por su etnia o nacionalidad, además de cuestiones referidas a factores socioeconómicos (niños con menos recursos materiales y acceso a prendas de moda).

Las víctimas pueden ser chicos sanos psicológicamente, bien educados, pero carentes de herramientas o fortalezas que los lleven a rebelarse, buscar ayuda o denunciar a sus agresores. Sin dudas, un temperamento apocado puede facilitar que otro se sobrepase.

Cualquiera que se entere de los casos de "bullying", naturalmente se siente sorprendido y piensa lo peor de los agresores por solidaridad con la víctima. Se trata de una situación grave ya que implica situaciones disfuncionales diversas.

Pero es interesante reflexionar sobre cómo llegan niños a encontrar placer en agredir a otro. Algo falla, algo falta, algo sobra en ese niño que provoca esa forma de comportarse. La familia, el entorno directo, es el marco de profundos aprendizajes en cada integrante.

Es en el familia donde se aprende a ser respetuoso, solidario, contemplativo, integrador. Y también es el lugar donde se puede aprender todo lo contrario.

Si una familia observa cambios de comportamiento en su hijo que podrían estar sugiriendo incomodidad más o menos repentina con el grupo de compañeros del colegio o del club, es motivo para conversar y actuar. Interesarse, preguntar sin presionar de más, puede ser el camino para descubrir una situación aún oculta.

Y si hay dudas, acercarse al colegio, conversar con las autoridades para que se observe qué puede estar ocurriendo. Y en caso de no encontrar receptividad buscar asesoramiento jurídico.