El Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el ingeniero Mauricio Macri (50), anunció que no apelará la decisión de la jueza Gabriela Seijas que instaba a que se autorice el llamado "casamiento" de dos homosexuales, sentando un antecedente para que en nuestro país en algún momento se termine aprobando ese desatino jurídico y político.
La magistrada en lo contencioso administrativo porteña había declarado inconstitucionales dos artículos del Código Civil -los Nº 172 y 178- que impiden el matrimonio entre personas del mismo sexo. De esta manera, sentó el primer precedente, mientras la iniciativa que propone modificar la ley para permitir el casamiento entre homosexuales parece que no será debatida por el momento en el Congreso de la Nación.
El ingeniero utilizó para este anuncio los recursos de internet contestando a las preguntas sobre el tema en cuestión.
De esas breves declaraciones podemos extraer que para este funcionario esta no apelación, en realidad un apoyo al "gaymonio", es una búsqueda de "mejores costumbres (?) y las mejores libertades para la sociedad... Siento que esto es un paso adelante".
Macri -que necesita apoyos de toda índole en su carrera política y parece haberse basado en la experiencia del presidente de EE.UU., Barack Husein Obama II, abiertamente promotor de la homexualidad y el aborto-, señala en su declaración que "creo que tenemos que convivir, aceptar esta realidad y que el mundo va en esta dirección. Estoy tranquilo y contento que el gobierno no apele".
El ex presidente de Boca Juniors, con esta medida (o inacción en realidad), es probable que cuente con el visto bueno de toda la tropa antinatura (gays, lesbianas, transexuales, etc.) en su escalada política.
El absurdo argumento que esgrimen los homosexuales de que se los discrimina al no permitérseles tener los mismos derechos que los heterosexuales no tiene sustento alguno ya que, como cualquiera puede entender, la imposibilidad de que dos personas de un mismo sexo contraigan matrimonio se basa en que esa unión es totalmente contraria a la naturaleza humana y opuesta a la razón. No se trata de una imposibilidad establecida por ley, sino de una imposibilidad impuesta por la naturaleza.
La crisis de valores que nos afecta se refleja de manera muy clara en estas acciones contrarias al orden natural. Incluso, si hiciera falta algo más, la palabra "matrimonio" se refiere al derecho de toda mujer a tener hijos reconocidos expresamente en el seno de la legalidad. La palabra alude desde tiempos remotos (antes de Cristo), precisamente, a esa calidad legítima de "madre" que la mujer adquiere a través de la union matrimonial.
Es imprescindible que la razón, el sentido común, la moral sean el soporte de las acciones de gobierno y los que impulsan las normas jurídicas. Este episodio de la decadencia argentina, sumado al escaso valor dado a la vida humana (desde su concepción y hasta la muerte natural), la ponderación sobredimensionada del éxito económico, el indidualismo (ejercido en todos los campos), sólo pueden potenciar la caída libre en la que se encuentra nuestro país.