Unas pocas buenas razones, aunque se pueden buscar más
La psicóloga clínica y forense californiana Trayce L. Hansen analiza las circunstancias que rodean a los hijos en los matrimonios y en el seno de parejas homosexuales partiendo de la constatación de que "hombre y mujer hacen aportaciones diversas a la crianza de los hijos, cada uno de una forma singular e irrepetible por parte del otro".
El tópico comúnmente utilizado por los defensores del "matrimonio" homosexual indica que basta el amor para criar a los hijos.
Trayce L. Hansen horada la línea de flotación del argumentario gay al afirmar que esto no es suficiente y que los papeles del padre y de la madre no son intercambiables: si una mujer puede ser una buena madre, no puede ser un buen padre.
Hansen ha establecido "cinco razones por las que ser criados por un padre y una madre redunda en el mejor interés de los hijos":
Desigualdad entre las expresiones amorosas de cada uno de los miembros de la pareja: "El amor materno y el amor paterno, aunque igualmente importantes, son cualitativamente distintos y dan lugar a relaciones paternofiliales diferentes". Un desarrollo armónico solo puede surgir de la combinación de ambos.
Los hijos necesitan atravesar diferentes etapas en su desarrollo y para cada una de ellas necesitan el referente de uno y otro sexo: "Algunas etapas exigen más de una madre mientras que otras requieren más de un padre".
Los rasgos e inclinaciones vinculados al sexo se moderan y complementan solo en presencia de referentes de ambos sexos: "Chicos y chicas necesitan un progenitor del sexo opuesto que les ayude a moderar sus propias inclinaciones vinculadas a su género".
El modelo de relación homosexual fija patrones de comportamiento sexual en el que las normas y convenciones se rompen para abrirse a experiencias ajenas al individuo: "En Grecia o Roma la mayoría de los hombres no habían nacido con un ‘gen homosexual'; [la proliferación de] la homosexualidad se debía más bien a que era aprobada en tales sociedades".
Si se permite el "matrimonio" homosexual, es discriminatorio no legalizar otro tipo de uniones. Y en nombre de los derechos y la igualdad se termina considerando normal cualquier tipo de unión: "Las repercusiones emotivas y psicológicas que semejante colección de situaciones tengan sobre las psiques y la sexualidad en desarrollo de los niños serían desastrosas".
El artículo, que con el título "El amor no es suficiente", aparecido en Aceprensa, concluye de este modo:
"Por supuesto que las parejas homosexuales pueden dar amor como las parejas heterosexuales, pero los hijos necesitan más que amor. Necesitan las cualidades distintivas y las naturalezas complementarias de un progenitor masculino y otro femenino."
"La sabiduría acumulada a lo largo de más de 5.000 años ha llegado a la conclusión de que la configuración marital y parental ideal es la que forman un hombre y una mujer. Despreciar con arrogancia semejante acervo de sensatez, y utilizar a los hijos como conejillos de indias de un experimento radical, resulta arriesgado, en el mejor de los casos, y catastrófico en el peor."
"El matrimonio homosexual no redunda en el mejor interés de los hijos. Y aunque podamos comprender el estado de ánimo de los homosexuales que desean casarse y tener hijos, no podemos permitir que nuestra compasión hacia ellos anule nuestra compasión hacia los niños. En la contienda entre los deseos de algunos homosexuales y las necesidades de todos los niños, no podemos permitir que los niños salgan perdiendo."