Esa no fue la única proeza de Abertondo cruzó el Estrecho de Gibraltar ese mismo año y en 1961 unió de ida y vuelta el Canal de la Mancha, hazaña que sólo pudieron emular desde ese momento 18 nadadores.
Desde 1950, otros argentinos (Enriqueta Duarte, Syder Guiscardo, Alfredo Camarero, Claudio Plit, Gustavo Oriozabala, María Mato y Patricio D’Ottavio) han completado el difícil cruce del canal.
En la semana del 18al 24 de Septiembre, el economista Damián Wachowicz, que hasta hace un año nunca había nadado más de 10 largos en una pileta, intentará pasar a la historia como el noveno argentino en lograrlo. Partiendo desde Dover (Reino Unido), deberá nadar los 34 km del Canal de la Mancha que lo separan de Cap Gris Nez (Francia), apadrinando la causa de la ONG "Un Techo Para Mi País".
Damián Wachowicz se dice un fanático de los desafíos y ferviente creyente en el poder de la voluntad: "Acá no hay sorpresa, no soy un nadador. Este es mi intento por demostrar que con dedicación, inspiración, y el apoyo de los incondicionales, uno puede superar cualquier barrera". En Un Techo Para Mi País, la organización que apoya a través de su cruce, todos nadan constantemente contra la adversidad. La entidad une a familias en extrema pobreza con jóvenes voluntarios, en la persecución de una sociedad justa y sin pobreza, donde todas las personas tengan las oportunidades para desarrollar sus capacidades y puedan ejercer y gozar plenamente sus derechos.
"Un sueño -dice Damián- que creo algún día alcanzable si todos ponemos dedicación, nos inspiramos en los ejemplos de vida, y nos apoyamos mutuamente en el camino".
La aventura del Canal comenzó en una charla de bar, donde Damián, Phil Kearney (Australia) y Jesper Ludolph (Dinamarca), que se encontraban cursando en la London Business School, comentaban sobre su afición al deporte y cómo el hecho de abandonar sus hogares para abocarse de lleno en el estudio los había llevado a dejar de lado sus pasiones.
Ahí surgió la idea de cruzar a nado el Canal de la Mancha. Más allá del desafío de superación personal, decidieron darle un sentido solidario a su gesta para poder continuar ayudando a las organizaciones sin fines de lucro con las cuales estuvieron involucrados en años anteriores. "Nadar el Canal de la Mancha será sin duda una de las cosas más difíciles que intentemos hacer, y sin embargo hay personas que cada día enfrentan desafíos que son incomparables con nuestro cruce. Elegimos tres organizaciones que ayudan, cada una a su forma, a estas personas a enfrentar la adversidad, porque queremos que nuestro cruce sea más que simplemente llegar a Francia" comentan. En el caso de Damián, trabajó como voluntario en Un Techo Para Mi País entre el 2008 y el 2010. Los tres intentarán cruzar en la misma fecha, cada uno con su propio barco de apoyo.
Nadar el canal implica estar en el agua durante varias horas. Sólo dos nadadores llegaron a Francia en menos de 7 horas, mientras que el más largo duró más de 28. Otro desafío es la temperatura del agua. En el supuesto "verano" inglés la temperatura del agua varía entre 15°C a finales de junio y 18°C en septiembre. El frío en el canal puede causar problemas, como la hipotermia y los calambres. Finalmente están las mareas. El canal tiene una de las mayores variaciones de las mareas en el mundo y las mareas pueden fluir en un máximo de 4 millas náuticas por hora - que es sólo ligeramente más rápido que el récord del mundo de natación de 200 metros. Existen algunos otros retos – el viento, la exposición prolongada al agua salada, las olas y las aguavivas- pero nada que no se pueda superar con ¡un poco de grasa y voluntad!
Para el entrenamiento riguroso que requiere esta proeza, que algunos comienzan hasta con 2 años de antelación, Damián y sus compañeros debieron encontrarse tiempo entre las exigencias de sus programas de estudio. Comenzaron con 2 o 3 sesiones cortas a la semana complementadas con sesiones más largas en piletas al aire libre, llegando a nadar hasta 17 kilómetros en una sesión. "Durante el crudo invierno inglés, comenzamos a entrenar en piletas climatizadas, pero obviamente exteriores. Aunque el agua estaba bastante caliente, el clima exterior no era tan misericordioso ¡Nadar en la nieve es realmente una experiencia!" cuenta Damián. Luego comenzó la adaptación al frío y al mar, para lo cual comenzaron a ir a Dover para completar el entrenamiento en aguas abiertas, donde se acoplaron a un grupo de aspirantes al canal que descienden a la costa inglesa todos los fines de semana. El climax del entrenamiento en Dover, y para muchos la prueba de fuego antes del intento, fueron los famosos "7-6", una sesión de nado exhaustiva de 7 horas corridas seguido por otras 6 horas la mañana siguiente.
Ya está todo listo para que Damián y sus compañeros se embarquen en esta proeza.
Entre el 18 y 24 de Septiembre, cuando el tiempo y los capitanes de las embarcaciones de apoyo lo indiquen, comenzará el desafío que los tendrá en el agua por lo menos la mitad de un día.
Más información sobre el proyecto, los nadadores y como apoyar a las causas que apadrinan: