Lorena Torres nació en el campo, creció con el ritmo que impone el contacto con la naturaleza, sabe del trabajo y del esfuerzo, conoce sobre los aromas de la mañana, de los rigores del clima.
Lorena tiene ojos vivaces y una forma simple y entusiasta de hablar de lo que mas le gusta. A ella le gustan los animales, y de entre todos ellos, elige el caballo. Y fue precisamente un caballo el que la llevó y la trajo de la escuela, el que acompañó fielmente sus mandados y sus momentos libres.
Y esa buena relación con los caballos provocó que naciera en ella su deseo de aprender a gobernar su fuerza, a dosificar su brio, a encauzar su vitalidad. Por eso se está preparando en la Escuela de Jockeys del Hipódromo de San Isidro para salir a las pistas un día y sonreir -como lo hace habitualmente-, pero esa vez por la victoria y el placer de estar donde le gusta estar: sobre la montura de un caballo.